Salen de la nada y misteriosamente se aglutinan. Constituyen formaciones cerradas, sólidas, impenetrables. Nada ni nadie puede contra los seres que las conforman. Impiden todo contacto, no toleran que alguien ose invadir su transitorio territorio.
Cuando sienten una presencia se ponen en alerta y se despliegan, poniendo en marcha su poderío, su astucia. Tienen una meta y la van a alcanzar como sea, donde sea y a costa de quien sea. Nada ni nadie les importa más que proteger esa meta de impenetrabilidad e impedimento.
Ni siquiera permiten el paso de los elementos, deniegan su permiso al paso del aire, el viento y la luz. Son seres que ponen su marca en el suelo que pisan, invencibles, unidos por una fuerza que no se ve pero se siente poderosa, indestructible y eterna.
Rara vez van solos, aunque puede haber excepciones, y esas excepciones son las que para nosotros constituyen el mayor riesgo porque no se hacen evidentes inmediatamente. Generalmente se desplazan en grupos de dos o más. Quizás radique en ello el secreto de su poder.
No acostumbran a desplazarse en línea recta, eso va contra sus principios, ideología y creencias. Se desplazan de manera zigzagueante tratando de abarcar la mayor superficie posible. El objetivo es claro, tratan de tapar todos los posibles flancos, claros o resquicios que dejan a su paso.
He observado su extrañísimo modus operandi detenidamente, sin alcanzar a comprender sus intenciones. Estas no están bien delineadas para quien los observa, son difusas, mal delineadas, poco claras, pero tal vez sea una estrategia muy bien definida por ellos para conseguir su meta.
Lo claro es que con ellos nada me queda claro. Cada vez son más, pertenecen a distintos sexos y grupos etarios, conformados por seres totalmente heterogéneos. Su operatoria es variable, se los puede encontrar en lugares diversos y no se los puede identificar a simple vista. No siguen un patrón de conducta. Y generalmente suelen sorprender cuando menos se los espera.
Me estoy refiriendo, señoras y señores, a esa extraña especie de mellizos, cuatrillizos y hasta a veces octillizos con rasgos de uniones invisibles cual siameses. Es esa gente que va caminando en grupos de dos o más personas, en formación cerrada e impenetrable por las veredas. Son esos grupetes aglutinados, en los que parece que solo reinara una voluntad que da órdenes desquiciadas. Ellos no pasan ni deja pasar, o todos caminan al mismo tiempo, o todos se paran formando un cuello de botella en el que el paso se hace imposible, tornándose absolutamente impenetrables. ¿Quien no se ha topado con ellos? ¿No?
A veces me gustaría preguntarles: ¿qué es lo que los lleva a tomar esas conductas?, ¿qué los lleva a mimetizarse de esa manera?, ¿qué los lleva a tomar ese comportamiento tan irritante?. Tal vez no se den cuenta que lo hacen, quizás vean la vara en el ojo ajeno y no la viga en el propio, y se fastidien tanto o más de lo que me fastidio yo cuando ven en otros esos comportamientos. Tal vez sean parte de un estudio psicológico o sociológico que mida las reacciones y la tolerancia humana.
En realidad no lo sé, aunque es otra de las cosas que confieso me gustaría saber y entender.
Besoo.