Siento tu mano entrelazarse con la mía… tibia, fuerte.
Presionando con delicadeza…suavemente.
Mi mano vibrante, está ansiosa, silente,
Mientras…yo espero con anhelo, penitente
Nos miramos. Nuestros ojos dicen tantas cosas!
Los tuyos se burlan de mi desespero,
los míos te suplican torturados por el deseo.
Siento tu piel entre mis manos,
Y muero por acariciarte, rozarte.
Tu aroma me desquicia y No puedo más!
Grito, suplico; mas mis labios no se mueven.
Tú no escuchas, pero sientes… de nuevo te burlas, sonriente.
Las bocas se encuentran… fin de la tortura!
Pero el fin es inicio de una danza ruda.
Tu lengua? Celosa…
Resentida recorre, penetra, explora.
No da tregua, no perdona.
La mía? deseosa, anhelante, afanosa.
Ávida de tus labios, de tu risa, de tu boca.
Los cuerpos se mueven, se arquean, retozan
Se enredan, respondiendo así a ésta danza loca.
De nuevo grito, suplico por más!
Tus piernas de acero, se mueven, me atrapan
Prisionera, me aferro… te rasgo, te muerdo.
La danza violenta enfurece a la fiera
Salvaje arremete…sin piedad, inclemente
Te siento en mi cuerpo, sediento, hambriento
Me entrego sin fuerzas, muerta de deseo
Gotas de sudor recorren mi cuerpo
Estremecido y caliente, envuelto en tu fuego
Cada perla tiene grabado tu nombre
En ellas se esconde tu sabor a hombre
Bailamos al ritmo del amor prohibido,
Nos movemos al compás de un sonar conocido.
Extasiado y perdido, Aceleras de pronto
Estallarás en mi cuerpo, lo deseo y te conozco.
El grito, el gemido, el placer absoluto
La locura en extremo del deseo oculto.
La danza termina con cuerpos cansados
En el piso tirados…con labios mojados.