Desde que vió el cartel de venta en el frente de ese departamento, objeto de su curiosidad, la idea comenzó a rondar en su cabeza. Lo había visto por primera vez el día que fue a visitar el departamento que después compró y en el que actualmente vive.
Desconocía el porque de esa curiosidad, no se reconocía a sí misma teniendo esa especie de obsesión malsana. Esa fijación casi vouyerista por conocer esa propiedad y saber como era su interior. No podía sacar ese impulso de su sistema.
Lo que más le extrañaba era que ese edificio era un edificio común y corriente. Había sido construido en los años 20, su arquitectura era más bien chata, no había nada que resaltara, ni siquiera la boisserie era nada descollante. Y su estado de conservación no era el mejor.
Los edificios antiguos no era lo que más le gustara al menos para vivir. Ella era una mujer moderna, estaba habituada a la comodidad de estos tiempos. Vivía en un departamento de estos tiempos: era amplio, con muchas ventanas, aire y luz. Con un amplio balcón terraza en el ultimo piso. Las palabras que había utilizado el vendedor y lograron convencerla para cerrar la operación fueron: "Este departamento tiene las comodidades de una casa suburbana, en medio de la ciudad."
Ella era una persona con una importante vida social, recibía gente casi todos los días. Aunque los fines de semana su "casa suburbana" como ella la había bautizado después de haber escuchado la definición del vendedor, se poblaba de sus amigos. Necesitaba un lugar cómodo y agradable para ello. Tenía un muy buen trabajo, una sólida posición económica, y una relación afectiva no muy estable.
Un día después de haber tenído una maravillosa jornada laboral, en la que había concretado un importante negocio para su firma. De regreso a su casa, nuevamente se topo con su misterioso amigo y su cartel de venta. Su curiosidad la sorprendió dandole el impulso que necesitaba, cuando se dio cuenta estaba marcando en el móvil el número de la inmobiliaria para concertar una cita. Perfecto dijo, el martes a las 17 horas.
Eran las 16:56 horas del martes, y allí estaba ella. Toco el portero y se anunció, una mujer bajo a abrirle y subieron. En el trayecto, la mujer trató de mantear un diálogo, pero ella estaba como en trance.
Una vez que hubieron llegado, raudamente traspasó la puerta de entrada, se paró en algo que parecía ser una especie enorme sala aromatizada con olor a encierro y jazmines. Pregunto el precio, miró en su derredor y sin dar crédito a sus oídos por las palabras que salían de su boca, dijo: muy bien, lo compro.
La vendedora, navegando en un mar de incertidumbre, dudas y felicidad, le preguntó si no quería ver el resto de la casa, ella le contesto que no era necesario. Todo esta muy bien, me gusta dijo. Aquí tiene mi tarjeta, pongase en contacto con mi secretaria y ultimen los detalles.
Cuando les contó a sus amigos la noticia las reacciones fueron distintas, algunos pensaron que era una de sus excentricidades, otros que la idea no era del todo buena pero que tal vez su amiga necesitaba un cambio de ambiente. Otros directamente quedaron perplejos, por que dejar ese lugar por aquel, era inverosímil, impensado, casi una locura. Los menos se sintieron un poco, tal vez ofendidos, por que pensaron que con ese cambio tan drástico ella buscaba terminar con su esparcimiento del fin de semana.
Inmediatamente después de la compra inicio la mudanza. Nada de lo que tenía en su departamento anterior encaja en el nuevo lugar, por eso vendió o regaló todos sus muebles. Comenzó de cero la larga y ardua tarea de decorar su nueva casa.Su nuevo departamento ocupaba todas las horas de su día y aún más. Sus amigos casi le perdieron el rastro por varios meses. Ella estaba abocada a crear su nuevo hogar.
Recorrió todos los anticuarios de la ciudad, buscando los muebles adecuados. Hasta que por fin lo consiguió, todo estaba como debía estar.
Esa sí era la casa de sus sueños, para celebrarlo dio una gran fiesta de inauguración. invito a todos sus amigos, y conocidos. Todos quedaron atónitos. Entrar a esa casa era como traspasar un enorme portal y viajar sin escala a los años 20. Todo lo que allí se encontraba pertenecía a esa época o a un período anterior. Su ropa, blancos, sillones, alfombras, muebles, vajilla, los vinos y el menú fueron servidos según la usanza de aquellos días. Lo mismo que el fonógrafo y los discos que se escucharon esa noche. Nada allí desentonaba.
Ella estaba diferente casi irreconocible, pero feliz, radiante. Todos la comentaron como había cambiado su estilo y lo diferente que se veía. Lucía un vestido de raso rojo furioso (color que detestaba) de talle bajo que le llegaba hasta los tobillos, con zapatos al tono.
Esa fue la ultima vez que la vieron sus amigos y seres queridos. Ella ya no usa más su celular, ni contesta mails. Si encuentra a alguno de sus amigos por la calle se extraña que se le acerquen y dice no conocerlos.
Nadie se explica que es lo que le pasó. Algunos vecinos sostienen que no es la primera vez que pasa. Dicen que su cuerpo fue poseído por Rita. Una mujer que había sido decapitada y cubierta con jazmines por su amante, en ese departamento.
Lo cierto es que ella esta allí, atrapada en ese cuerpo, sojuzgada por Rita que la fue invadiendo de a poco, sin pedir permiso, sin que ella se diera cuenta. Cada vez más frecuentemente, el sueño aliviador se apodera de ella durante horas y hasta a veces días. Entonces sueña que de nuevo tiene el completo dominio de su cuerpo y de su vida, que es feliz, que está en su "casa suburbana" rodeada de sus amigos.
Han pasado ya más de 50 años, y Rita en ocasiones escucha los gritos de ella dentro de si, clamando por salir de su interior.Aún no se ha dado por vencida, es la persona más difícil que le tocó poseer.