En un lugar muy hermoso y abundante en frutos, flores y animales, vivía una hermosa niña llamada Estrella, que le fascinaba comer dulces, los cuales su padre quincenalmente le proporcionaba, llenándole en un recipiente transparente y advirtiéndole que solo se podía comer uno por día.
Estrella era una niña hermosa y muy juiciosa, pero un día desobedeció a su padre, no solo se comió un dulce, sino cuatro, pero Estrella no sabía que los dulces eran mágicos, que su padre los llevaba a casa como pago por peinar cada quince días a una hechicera, de aspecto desagradable, su rostro era semejante al de una anciana, con muchas verrugas en sus mejillas y los ojos color rojos; como el padre de Estrella era el único en todo aquel lugar que la trataba con respeto y cariño, la hechicera premiaba la honestidad de aquel buen hombre con dulces mágicos.
Por eso el padre se los daba a su hija, porque él sabía que su hija era muy dulce y obediente. En el momento cuando la niña se comió los cuatro dulces, el resto que había en el recipiente se convirtieron en piedras, entonces Estrella desesperada, se asustó y comenzó a llorar, su padre, al oír los lamentos de la niña corrió inmediatamente hacia ella, él ya sospechaba lo que había ocurrido, pero calló para escuchar la versión de Estrella, ella entre sollozos le contó que lo había desobedecido y que al comerse los cuatro dulces los demás se habían vuelto piedras.
Su padre orgulloso del valor de su hija, la abrazo y la felicitó por decirle la verdad a pesar de que había pasado por alto la advertencia y a cambio le dio otro recipiente con dulces de muchos más sabores, pero le pidió que el que tenía las piedras, lo dejara siempre a su vista, para que al verlo recordara que cada acción mala o buena tenía una consecuencia.
Estrella comprendió el mensaje y nunca más volvió a desobedecer a su padre, creció siendo una niña sana y fuerte junto a su padre, con las enseñanzas de su progenitor, se volvió una niña llena de valores, admirada y apreciaba por todos los que la conocían.
La hechicera se volvió hermosa, en el instante en que Estrella le contaba a su padre lo que había hecho, los dulces que se convirtieron en piedra recogieron las verrugas y vejez y la hechicera rejuveneció, por ser ella quien había provocado la magia en los dulces de la enseñanza.