En mi vida me he mudado un total de dos veces. La primera vez fue cuando me fui a vivir con mi novio; era joven, estaba emocionada ante la perspectiva y ni siquiera me permití ser realista y pensar en posibles problemas derivados de la mudanza; quizá por eso la suerte quiso sorprenderme de la peor de las maneras, decirme "eh, oye, que no todo van a ser alegrías". La primera vez que me mudé la empresa a la que contraté lo hizo todo fatal: me trajo las cajas demasiado tarde, algunas venían rotas, los hombres que vinieron a cargar no rompieron dos objetos frágiles y, lo peor de todo: una de las cajas se perdió. Suerte que tampoco contenía nada vital, pero es igual, la reclamación se la comieron de todos modos.
La segunda vez que me mudé fue hace un mes, también con mi novio (el mismo) y a un piso más grande, acogedor y céntrico; y además, en otra ciudad, con lo cual la mudanza iba a resultar más compleja. Iba aprensiva (es normal), convencida de que de nuevo se me iban a romper cosas o se me perdería algo; de modo que busqué minuciosamente una empresa buena de verdad. Internet es muy útil en el sentido de que muchas veces no solo te hablan de tal o cual producto o negocio, sino que los usuarios ponen su opinión sobre ello. Los transportes Ramos tenían una opinión general bastante satisfactoria; y es más, me convencieron para arriesgarme y alquilar un guardamuebles Las Palmas por si había algún problema en el momento de la transición. Nos arriesgamos y esta vez acertamos.
No sé si todas las mudanzas a Canarias son todas así, pero la mía fue tan rápida y bien hecha que todavía me sorprende. Hemos pasado de lo terrible a lo magnífico; no creo que vayamos a mudarnos otra vez.