No me considero una mujer cotilla: detesto programas de circo como Sálvame o Gran Hermano y desde luego no me pongo a cotillear con mis vecinas con rulos en el pelo. Sin embargo, cuando voy a la peluquería no te dan demasiadas opciones de lectura, así que cojo siempre la Pronto o cualquiera de esas revistuchas para pasar el tiempo. Luego vuelvo a casa y me desquito viento una buena película o leyendo un libro de calidad; pero mientras dura el secado, el corte y el peinado, no negaré que me entretengo viendo en qué situaciones han pillado a los famosillos del montón.
Uno de los temas favoritos de ese tipo de revistas es el del divorcio. Parece que, cada mes, se divorcia una pareja famosa; y me he fijado en que ninguna suele durar más de dos años junta. Yo supongo que en parte eso se deberá a la fama que acarrean; algunos no soportan la presencia de los paparazzi, sobre todo la pareja anónima del o la famoso/a en cuestión. También creo, sin embargo, que es que se trata de parejas que tienen dinero y pueden permitirse hacerlo cuando ya están hartos, sin probar primero a tener una pizca de paciencia. Porque claro, no hay divorcio gratis en este mundo, pero los famosos a los que les llueve dinero por tonterías (los que abundan en este país) se acercan mucho a ese concepto.
Imaginen lo sencillo que tiene que ser para ellos contratar abogados divorcio. Encima cada vez es más sencillo aun para la gente de a pie, porque existen los abogados online. Sin embargo, cuando hay críos de por medio la cosa cambia; conozco casos y la pareja suele recurrir primero a una separación antes de decidirse definitivamente a divorciarse. Los que sufren son los pequeños, que no deberían ser obligados a elegir entre mamá y papá.