Sueño con el día en el que pueda tener mi propio coche desde que tenía quince años; y como por fin trabajo, llevo un tiempo ahorrando y, en consecuencia, ese día llegará dentro de pocas semanas, estoy tan emocionado que no puedo evitar contárselo a cualquiera que esté dispuesto a escucharme. Ustedes saben que los taxistas tienen un máster en eso de escuchar a los desconocidos, o al menos muchos de ellos; y el que me trajo a casa ayer a las cinco de la madrugada era uno de esos. Conste que fue quien sacó el tema, diciéndome: "Quién tuviera coche a estas horas de la noche, ¿verdad?"
A partir de ahí, fue un no parar: le confesé que llevaba ya bastante tiempo buscando ofertas de coches, recopilando todo el dinero que pudiera y decidiendo cuáles eran los modelos que más me gustaban y qué buscaba tener en uno, exactamente. Él me felicitó y me dijo que, realmente, tener un vehículo propio era lo mejor que se podía tener cuando uno trabajaba y, encima, vivía en la ciudad. Especificó que más, incluso, que tener hijos, porque al menos los coches no chillan. Eso me hizo reír. No sé, el tipo me cayó bastante bien, me pareció muy simpático y agradable.
Hablamos solo durante diez minutos, pero fueron los diez minutos más fructíferos de mi trayectoria como pasajero de taxis. No solo por la conversación; es que el tipo, muy amablemente, decidió apuntarme la dirección de un sitio de coches de segunda mano que, según parece, me iría muy bien en mi propósito. Es este: www.cochesdeocasion.com/coches-segunda-mano; y oye, acertó de pleno, porque hay un montón de coches interesantes. De los mejores viajes que he tenido jamás con un taxista, en serio; otros son un soberano tostón y otros nunca dicen nada, pero este estuvo ahí, en su justa medida. Todo bien.