Todavía no me puedo creer que mi hijo se case. Es decir, hasta hace poco más de cinco años era lo opuesto a mí a su edad: un chaval inmaduro que únicamente quedaba con sus amigos para jugar a videojuegos y que no hacía otra cosa que leer cómics. En cuanto a las chicas, se liaba con alguna que otra (a veces lo vi desde el portal, menudo donjuán estaba hecho), pero nunca tuvo pretensiones de algo serio; y a menudo manifestó la pretensión de no casarse ni tener hijos. Eso a mí me disgustaba muchísimo: los hombres de esta familia se casan; deben casarse. ¿Qué imagen daríamos si no?
Por suerte, ha terminado por asentar cabeza. Todavía dice que no quiere hijos y lo que es peor, mi futura nuera oficial tampoco; pero ya terminarán de madurar, ya: van por buen camino con el matrimonio, y además por la Iglesia (como debe ser). De momento, mi mujer y yo estamos demasiado eufóricos como para preocuparnos por algo que no sea la boda. Me encantaría ayudar más activamente, pero lo único que me ha pedido mi hijo que haga es que yo, que soy más relaciones públicas que él y con diferencia más activo, me informe de algún sitio donde se haga invitaciones de boda en Madrid.
Lo peor es que me ha dicho que busque por internet, pero yo sí que no manejo ese chisme tan bien como él. En fin, a juzgar por lo que he buscado, se que se pueden encargar tarjetas y sobres, y además de la frase escoger el diseño, la letra, el color y otras tantas cosas más. Le diré eso y le diré dónde lo he encontrado, pero espero que a la próxima me mande algo más interesante que las invitaciones de boda en Madrid. No sé, puedo salir a buscar locales con el coche, eso estaría bien.