El crespín (leyenda) por silvio

Categoría: Pasatiempos
Fecha: 03/12/2010 01:22:05
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El crespín es un pájaro del tamaño de un gorrión. Tiene la cola larga y las alas cortas. Su canto parece decir: "cres... pín... cres... pín... Se lo ve en tiempos de la cosecha del trigo, en el centro y noroeste argentino, y su canto otorga cierta tristeza al paisaje.

Cuenta la leyenda que Crespín era un criollo bueno y trabajador, que prefería la vida sencilla y sobria. En cambio a Durmisa, su esposa, le gustaban mucho las fiestas y la música y sobre todo el baile.

Un año, de cosecha muy abundante, Crespín tuvo que trabajar de sol a sol para poder terminar con la siega y la trilla. Y fueron muchos días; tantos, que a Crespín le parecieron uno por cada espiga de trigo del campo. Una tarde llegó a su rancho muy cansado y sintiéndose enfermo a causa de tanto esfuerzo. Durmisa no le prestó atención; estaba ocupada bailando.

-Estoy enfermo y tengo que terminar con la cosecha -dijo Crespín-. Por favor, ve al pueblo y tráeme medicina para poder levantarme mañana y seguir con el trabajo.

Durmisa no le dio mucha importancia, pero dejó su danza y partió hacia el pueblo. En el camino se encontró con un baile, donde todo el mundo festejaba la terminación de la cosecha y no bien oyó la música de una zamba olvidó a su esposo. Sin poder contenerse, comenzó a bailar, una y otra zamba, y ya no pudo parar más. Entonces vinieron a avisarle que Crespín se encontraba moribundo.

-La vida es corta para divertirse y larga para llorar -contestó ella sin preocuparse, y siguió bailando.

Terminada la fiesta, Durmisa volvió a su casa. Crespín no estaba allí. Lo buscó por los alrededores, y nada. Llena de remordimiento, atravesó el trigal sin dejar de llamar a Crespín hasta casi quedarse sin voz. Con el último aliento, enloquecida, Durmisa pidió a Dios que le diera alas para seguir la búsqueda, sin saber que Crespín había muerto esa noche y que unos vecinos piadosos lo habían velado y enterrado. Y así, convertida en pájaro, todavía sigue buscándolo por los trigales dorados de sol, llamando y llamando a Crespín.






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