With or Without You

Categoría: Pasatiempos
Fecha: 18/01/2011 18:59:14
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With or without You.


Capitulo 1
De todas las cosas que se hallaban en su lista de lo que odiaba, el chirriante sonido de una cortadora de césped estaba peleando el primer puesto. Abie Hallows era una muchacha tan común como las demás, o al menos así se veía ella frente a un espejo. Sin embargo, a pesar de que su aspecto de chica ruda no resaltaba entre el montón, su forma de ver y sentir las cosas era un tanto peculiar.
Allí se encontraba, frente a la ventana en su habitación color rosa pastel observando a su padre cortar el césped con aquella podadora oxidada que pedía a gritos ser substituida. El sol calentaba a unos treinta y cinco grados sin exagerar y el hombre demostraba no sentirlos chocar con su piel morena.
Abie dejó de prestarle tanta importancia al exasperante sonido y no le importó dejar caer las cortinas sobre la ventana y se recostó a mirar el techo sin nada mejor para hacer en aquella casa. El aire acondicionado era su mejor compañía y no podía estar más agradecida con la compra de su padre, una excepción descomunal sabiendo que nunca compraba nada digno de mención y mucho menos de uso.
Pasó sus finos y largos dedos por su cabello pardo y sintió un débil cosquilleo en el centro de su estomago, ésa era la típica señal diaria de que estaba abrumada y se descubría en un alto estado de soledad. Era una chica sumamente común, volvió a pensar; no era muy alta, medía uno, setenta y por ello tampoco era baja. Su piel era blanca pero un poco tostada por el sol que sus diecisiete veranos dejaron en su cuerpo. Típicos ojos color miel con largas pestañas, sí, comunes. Era delgada y si de algo se enorgullecía era de no ser un esqueleto sin carne, tenía sus curvas. Entonces vivía preguntándose porque nadie se acercaba a ella, las chicas no parecían querer su amistad y los hombres no se percataban de que ella estaba pasando a su lado cuando caminaba. Llegó a pensar que le tenían miedo, pero eso no era del todo cierto. Se declaró un fenómeno en cualquier lugar en el que estuviera presente y dejó de interesarle, alguien alguna vez en su vida iba a percatarse de su existencia otra vez; sí, otra vez. No toda su patética vida había estado sola, logró tener dos amigas, eran mellizas, dos chicas muy amables, pero el destino las separó cuando ellas tuvieron que mudarse. Y también había estado con un chico, un patán, pero un chico en fin. Kevin no fue un príncipe azul, la lastimó alejándose de ella de un segundo al otro, sin dejar rastro de su paradero o al menos una nota, nada. El primer amor de Abie se había esfumado de la tierra, y ella jamás iba a ser capaz de perdonarle aquello.
-- Abie, cariño ya terminé ¿Quieres bajar? -- dijo su padre apareciendo frente a la puerta con cara cansada.
-- Sí papá ya bajo. Por cierto, hoy haré la cena yo. Tú has trabajado bastante. -- Le sonrió la aludida.
Además de ser sencilla, Abie era sumamente amable, ayudaba en lo que podía a su padre y se preocupaba por los demás, aunque raramente se preocuparan por ella, exceptuando a su padre, él siempre la escuchaba y estaba allí para darle un abrazó.
La mujer de James, el padre de Abie, también había desaparecido sin dejar rastro hacía ya más de doce años, por lo tanto la muchacha aprendió a vivir sin una madre desde los cinco años. Nadie entendía que era lo que le había sucedido a aquella mujer, y Abie era tan pequeña cuando se fue que ya estaba olvidando por completo su rostro. Sufría muy pocas veces en silencio, tenía ese leve presentimiento de que nadie la quería, o no la tomaban en serio; todos se alejaban de ella de la noche a la mañana, siempre despertaba con temor de perder a su padre, si todos se habían ido ¿Por qué el no podría hacerlo también? Aunque el hombre la amaba de verdad y se había encargado toda su vida de darle lo que ella quisiera o necesitara. Ella lo admiraba, pudo lograr ser un padre y mucha veces además, una madre para escucharla y aconsejarla. Sabía que la tarea de su progenitor no era nada fácil y a veces no era tan bonita, e intentaba devolverle en pequeños trozos de gratitud todo lo que él estaba haciendo desde sus cinco años de edad.
James Hallows era un humilde abogado que podía pagar lo que su hija necesitara, aunque a ella no le gustara pedir mucho. Lo único que no se resistía a pedirle era un libro, ya fuere visto en una tienda o en una librería, ella adoraba leer y su género preferido era el amor. Le fascinaban esos finales felices o el suspenso que le pedía con urgencia correr a comprar la segunda parte. También le gustaba el drama, porque se retaba a ella misma a llorar, cosa que no le salía con facilidad. Solo dos libros de su inmensa colección habían logrado quitarle alguna que otra lágrima, y Kevin, él si logró hacerle llorar durante meses, ni siquiera su madre le había echo llorar porque era muy pequeña e inocente, pero ese hombre de ojos verdes si pudo quebrar su corazón.

Para no volver a bajar el ánimo con el que se había despertado, Abie bajó al encuentro con su padre alejando los recuerdos, que para ella eran recientes. Diez largos e interminables meses, y ella llevaba la cuenta muy bien. Había perdido a su primer amor diez meses atrás y todavía dolía como la primera semana.
-- Dulces y sabrosas noticias, como lo que preparaste. -- Soltó de repente su padre mientras cenaban.
Abie tragó el jugo de manzana que estaba helado y lo miró con curiosidad.
-- Tengo dos meses de vacaciones y nos iremos lejos. -- Confesó con una sonrisa radiante.
-- ¿De verdad? ¡Eso es genial! Y… ¿A dónde será que iremos? -- Preguntó con extrema felicidad.
-- A las afueras de la cuidad, hay una especie de campamento. En realidad son muchas cabañas, con un lago enorme y está muy cerca de miles de lugares turísticos. ¿Qué te parece?
-- Me agrada la idea papá. -- Dijo simplemente y sonrió.
La idea no estaba tan mal, pero ella esperaba algo más emocionante, aunque sí estaba feliz, le encantaba conocer nuevos lugares y recorrerlos con su padre que era una persona muy divertida y alegre.
Extrañamente un nudo se ató en su estomago y ella no entendió porque eran esos nervios, o ansiedad, tampoco sabía bien que era lo que su interior le gritaba. No le dio importancia.


With or without You
Capitulo 2
Abie no tardó mucho en empacar algunas cosas de extrema necesidad, para luego encargarse de objetos menos prioritarios. La ropa ya estaba lista y todo lo de higiene en un bolso aparte. Bajó las escaleras murmurando entre dientes, había recordado que no llevaba nada que leer.
-- ¿Qué pasa cariño? Vamos ahora o llegaremos de noche. -- terció un poco nervioso su padre.
-- Quiero llevar algo para leer… solo por si acaso. -- finalizó con cautela.
Ella no quería herir los sentimientos de su padre dándole a entender que daba por seguro el aburrirse en esas vacaciones.
-- No vas a aburrirte, Abie, pero si quieres llevar un libro está bien. -- Sonrió él desde la puerta y la esperó.

El libro de romance que había escogido resultó ser una opción acertada, el viaje duraba dos horas y media, y ella no estaba dispuesta a escuchar algunos chistes sin gracia de su padre, porque prácticamente los conocía de memoria a todos y cada uno de ellos. Solía contarlos en reuniones, entre amigos, a los vecinos, y a una que otra mujer con la que tuviera una cita; era bastante vergonzoso.
De vez en cuando Abie alzaba la vista por la ventana trasera del auto plateado y divisaba el borroso paisaje. Los árboles cambiaban rápidamente y la escasa luz de la carretera dibujaba ante el ojo humano una extraña línea interminable. Ya estaba un poco cansada de viajar en silencio y no quería acabarse el libro en el mismísimo viaje.
Una verja alta y de color negro fue lo que les impidió el paso a su cabaña, la número veintiséis. Su padre entregó la tarjeta y el portón se abrió lentamente dejándolos pasar.
Abie pudo leer el cartel de bienvenida que rezaba:
«field of desire» y le resultó extraño que un campamento se llamara de esa forma pero no le dio la importancia debida, no le daba buenos recuerdos esa frase.

Al día siguiente James estaba muy animado y quiso ir al lago. Abie se negó rotundamente, no se encontraba igual que su padre y se sorprendió pensando que había sido una mala idea apoyarlo en esas vacaciones que no parecían querer ser divertidas o al menos relajantes. Y así con todas las insistencias de parte de ambos, Abie logró quedarse tomando sol con un libro en sus manos y una cómoda silla en la cual recostarse. Todo parecía ir tranquilo hasta que empezó a sentir algo de sueño, el libro no era de los mejores y todo estaba en perfecto silencio. Hizo un esfuerzo pero se quedó profundamente dormida.
-- Un ángel durmiendo. -- dijo de repente una voz frente a la muchacha.
Abrió los ojos con lentitud y se topó con un gran cuerpo frente a ella.
-- ¿Disculpa? -- espetó un tanto enojada y se acomodó en el asiento.
El hombre, o muchacho era bastante apuesto, de cabello rizado, castaño y bien cuidado. Tenía unos ojos cafés muy misteriosos que casi atrapan por completo a Abie, y unos labios delgados pero mullidos que a cualquier chica podrían llamarle la atención, pero no a ella.
-- Lamento el haberte ofendido, solo estaba pensando en voz alta. -- sonrió él, avergonzado y rascando su nuca.
Abie soltó una suave risa y se sintió extraña.
-- Está bien. Soy Abie ¿Tú como te llamas? -- preguntó abandonando la frialdad.
-- Soy Nicholas, pero dime Nick. Es un placer. -- extendió su mano y ella la aceptó gustosa.
Era extraño que alguien se acercara a ella y mucho más que le dirigieran la palabra. "¿Yo acaso no era invisible?" Se preguntó a si misma con un tono cínico propio de ella.
-- ¿Has llegado hoy? -- indagó su acompañante.
-- Sí, vinimos un mes y medio con mi padre, porque está de vacaciones ¿y tú?
-- Bueno yo vine con mis padres y mis dos hermanos mayores, llegué hace una semana.
-- Estupendo, entonces tú me guiarás por este lugar. -- sonrió satisfecha y pasó una pagina del libro.
Era insólito para ella poder entablar una conversación con un chico sin que la mirara como un ser de otro planeta, o sin que ella se sintiera una idiota por algo que hizo o dijo. Por primera vez sintió sincera confianza para con un muchacho y ello ya era extremadamente raro, se había prometido no confiar en un hombre nunca más desde lo que Kevin se encargó de hacerle.
Nicholas se quedó hablando con ella durante al menos una hora, era un chico simpático, dulce y atento que asombrosamente se interesaba por conocerla, ella no iba a dejar pasar la oportunidad de tener un amigo en esas aburridas vacaciones planeadas por su padre.
-- ¿Quieres ir mañana a un evento? Es a veinte minutos de aquí, además tengo auto. -- dijo él en cuando su padre lo llamó.
-- Por supuesto, le preguntaré a mi padre. Seguramente me dejará ir así que… ¿a que hora es?
-- A las cinco vengo a buscarte, mi cabaña es la diecinueve. -- besó su mejilla y se marchó.
Abie se quedó mirando fijamente su anatomía alejarse, era un chico muy guapo, extremadamente guapo y le estaba gustando la idea de que él se interesara en ella. Ya iba siendo hora de que Abie olvidara al infeliz de Kevin y conociera otra clase de chicos, y Nick demostraba ser diferente.

-- Muchas gracias papá. Te quiero. -- sonrió la muchacha besando la mejilla de su padre.
-- Pero vuelves temprano ¿verdad? -- preguntó él con preocupación.
-- Claro que si papá. -- suspiró y entró a su habitación.
Otra vez un extraño cosquilleo se adueñó de su estomago y comenzó a quemarse la cabeza sin entender porque los nervios acompañaban ese simple viaje.
-- Detesto analizarme a mi misma. -- se dijo frustrada mientras se vestía para dormir.
Era una cabaña cómoda y agradable, muy bien decorada y cuidada. La cama era suave y se sentía a gusto en ella, pero no había nada como su propia cama.
Esa noche Abie tuvo un sueño extraño, nunca había soñado algo tan extraño como aquello… lo peor era que no tenía a nadie a quien contárselo.

With or without You.

Capitulo 3
Ya estaba harta, Kevin no podía pretender amargar toda su vida, y por si fuera poco también aparecía en sueños. Eso era lo que pensaba la pobre Abie a las ocho a.m. mientras preparaba un delicioso desayuno basado en café, bocadillos dulces y tostadas para ella y su padre. Miró por la ventana y una oleada de felicidad recorrió su cuerpo, era un día hermoso, soleado y despejado; perfecto para una salida con un chico tan apuesto como Nicholas.
Sonrió un poco avergonzada y se impulsó hasta el dormitorio de su padre.
-- Gracias hija. -- dijo su padre acomodándose en la cama.
-- No es nada papá, tienes tus merecidas vacaciones. -- manifestó ella con una hermosa sonrisa recostándose a su lado.
-- ¿Sabes porque te traje aquí? ¿Por qué quise vacaciones? -- preguntó él de repente clavando sus ojos en los de su hija.
Abie lo miró exclamando así en silencio un rotundo:
«no»
-- Te he visto muy mal otra vez, Abie, y nadie merece tu sufrimiento. Kevin fue un patán ¿de acuerdo? Pero habrá muchos chicos que sean sinceros y te quieran.
Con lágrimas en los ojos, Abie abrazó a su padre y le susurró con la voz débil
«Gracias», era justo lo que necesitaba oír y él siempre se daba cuenta de lo que pasaba por su cabeza. Había una conexión personal e inquebrantable entre ellos dos.

Como era natural, las horas iban corriendo sin que muchos se percataran en aquel sitio vacacional, pero había dos muchachos que contaban con ansias y nerviosismos los minutos; Nicholas y Abie miraban el reloj con insistencia y la hora no llegaba. Hasta que al fin el maldito día se digno a dibujar las cinco p.m. y él corrió con prisa a la cabaña veintiséis.
-- Aquí estás -- sonrió ella abriendo la puerta. -- ¿Nos vamos?
-- Por supuesto. El evento te encantará, hay juegos, música, fuegos y otras cosas. -- contó él con alegría.
Ambos se dirigían al estacionamiento a buscar el auto de Nicholas que resultó ser un muy hermoso carro negro, parecido al de la mafia.
Abie rió interiormente al pensar aquello.
-- ¿Es como una quermés? -- preguntó con un tono seguro.
-- Es una quermés. -- aceptó el aludido con una sonrisa.

-- ¡Esto es perfecto! -- sonrió con los ojos bien abiertos.
-- Y quiero que te diviertas, ya deja de estar mal. -- pidió con dulzura el muchacho.
Ella lo miró fuertemente y luego ablandó la mirada.
-- ¿Quién te dijo que yo estoy mal? -- preguntó con escepticismo.
-- No hay que ser un detective para darse cuenta, ni tampoco conocerte mucho, basta con mirarte a los ojos.
-- Eres un chico muy dulce ¿lo sabias? -- mordió su labio inferior sin darse cuenta.
-- Y tú eres muy transparente Abie.
-- ¡Oh! Nicholas amo ese juego. -- exclamó Abie saltando en su lugar.
El chico sonrió y la llevó hasta el juego de los aros, que era un completo reto para ganar, pero con práctica o suerte era posible. El lugar era enorme y estaba lleno de gente, desde niños pequeños hasta matrimonios mayores. El aroma inconfundible del algodón de azúcar y las palomitas de maíz llegaba hasta las fosas nasales de Abie y la volvían completamente feliz. Fue tanto tiempo el cual ella perdió extrañando a Kevin, que no se detuvo en un parque de diversiones o algún juego, simplemente vivió automatizada.
Nicholas era realmente bueno en aquel juego y luego de seis tiros ganó un gran oso de felpa de color celeste, que se veía muy tierno; acto seguido miró a Abie y sonriendo se lo entregó con un beso en la mejilla.
Abie flotaba en su maravilloso mundo de ensueños en el cual nadie podía herirla, en ése donde su príncipe aparecía. Aquellos miles de finales de cuentos se escribían en su mente y ella por muy infantil que fuese, los dejaba llegar a su imaginación pensando que esa vez, tan solo quizás, Nicholas fuera un buen chico.
Pasaron el día entre risas, charlas y juegos. Luego de ganar otro muñeco y comprar helados, Nicholas la llevó a ver los fuegos artificiales que eran una maravilla. Cientos de colores pasaban con rapidez frente a sus ojos.
-- Esto es… hermoso. -- dijo Abie mirando el cielo, absorta.
-- Sí, realmente lo es. -- concordó Nick pero giró su vista al rostro de la muchacha.
Abie sintió como la mano de Nicholas se entrelazaba con la suya y lo dejó hacerlo, no era algo que le molestara, más bien le causaba un extraño bienestar. Él sonrió gracias a su aceptación y apretó cariñosamente su mano; ella lo miró.
-- Eres un chico especial, Nick. -- confesó con algo de pudor.
-- Tú eres la chica más maravillosa que he conocido. -- susurró él cerca de sus labios.
Abie entró en un estado de nervios, no sabía si era correcto besarlo en ése momento, o si debía esperar un poco más. Mucho no le importó y dejó que aquellos tentadores labios colisionaran con los suyos dejándole en claro lo dulces y hechizantes que eran. Ella se situó frente a él para besarlo con más comodidad y sentir un escalofrío recorrer todo su cuerpo, eso era una buena señal, pensó.

-- Gracias por la salida de hoy, Nicholas. La pasé estupendamente. -- sonrió Abie frente a su cabaña.
-- Igual yo, y me gustaría volver a salir contigo. -- aceptó él, con un brillo agazapado en sus ojos.
-- Eso tenlo por seguro. -- dijo ella y descaradamente le guiñó un ojo.
Él sin previo aviso la tomó por la cintura y la atrajo hacia si mismo para besarla. Abie sin dejarlo esperar aprisionó su cuello entre sus manos acariciando sus preciosos rulos y él sonrió; sabía que la había conquistado. Abie también tenía en claro que Nicholas estaba bajo sus redes y eso la alegraba a un grado elevadísimo: él era el chico que estaba buscando inconcientemente y no pensaba dejarlo escapar, hubiere sido prácticamente torpe.
-- ¿Nos vemos mañana? -- indagó él aun cerca de sus labios.
-- Nos vemos mañana. -- confirmó Abie y cerró la puerta, satisfecha.
La muchacha de la cabaña veintiséis esa noche era feliz, y Nicholas era el autor de toda esa felicidad.
Abie suspiró de puro regocijo y se fue a la cama sabiendo que sus sueños aquella noche tendrían grabados el nombre de aquel chico de ojos cafés que la había hipnotizado de tal manera.

With or without You.

Capitulo 4
Abie se levantó como hacia tiempo no despertaba. En el momento en que abrió los ojos una oleada de felicidad la recorrió por completo y algo calido burbujeaba desde su interior, no sabía que era y se extrañó un poco, pero no sintió que debía alarmarse. Aun esos graciosos nervios revoloteaban por la anatomía de Abie, la cual intentaba alejarlos sin éxito alguno.
-- ¿Cómo te fue ayer Abie? -- preguntó curioso y adormilado, su padre.
La aludida lo miró y sonrió débilmente, no había nada que pudiera ocultarle a su padre.
-- Fue genial, y te agradezco por traerme aquí. -- confesó la muchacha y mordió una tostada con jalea.
-- Si bien me imagino, hoy se verán de nuevo. -- afirmó él logrando robarle una carcajada a su hija.
-- Te imaginas muy bien, en un rato iré al lago ¿Quieres venir?
-- Tal vez vaya más tarde, quiero darles privacidad. -- guiñó un ojo y se perdió detrás del periódico.

-- Este lugar es fascinante de verdad… -- susurró Abie pensando en voz alta mientras caminaba hasta el lago para encontrarse a Nicholas.
-- ¡Aquí estás! Había empezado a creer que no ibas a venir. -- dijo Nick tomando de su mano.
-- Me ofende, por supuesto que iba a venir, yo cumplo mis palabras. ¿Y tú? -- sentenció a voz baja cerca de los labios de Nick.
-- Créeme que cumplo todo lo que digo o prometo. -- fue bajando la voz hasta convertirla en un susurro.
Abie no pudo resistirse más y acortó la escasa distancia que mantenían para besar sus labios y apartarse con rapidez.
-- Eres una chica demasiado cruel. -- rió él para luego fulminarla con la mirada.
Abie rió fuertemente y agitó sus rulos.
-- Algún defecto tenemos todos… tú eres bajito. -- bromeó Abie mirándolo de arriba a abajo.
-- Sabes que es mentira, pero igualmente lograste enojarme.
Nicholas soltó su mano y giró completamente para cargarla entre sus brazos como si no pesara más que una pluma. Abie gritó entre sorprendida y divertida.
-- Bájame Nicholas, por favor ¡bájame! -- exclamó golpeando suavemente los hombros del chico.
-- ¿Quieres que te baje? De acuerdo, te bajaré.
Abie suspiro agradecida y se relajo esperando a que la bajara, sin embargo no sintió la tierra en sus pies, ni algo firme en donde apoyarse; se hundió completamente en algo liquido y tibio que la hizo subir rápidamente a la superficie y gritar; Nicholas la había tirado al lago.
-- Eres de lo peor Nicholas. -- gritó ella fingiendo estar enfadada.
Nicholas se sumergió dentro del lago con ella riendo y la llevó a lo mas hondo.
-- Tengo miedo. -- dijo Abie de repente.
-- Tranquila, yo estoy aquí. -- susurró su acompañante y la besó fugazmente.
Pasaron la mayor parte de la tarde en el lago, cuando se cansaron un poco decidieron salir a tomar sol. El lugar era perfectamente hermoso, Abie lo miraba estupefacta; en los árboles se filtraba la luz del sol que chocaba contra el lago formando débiles rayos de diferentes colores y las aves volaban de uno a otro mientras coreaban. Abie pensó que no había un lugar más extraordinario que aquel, donde podía ser ella misma y sentirse libre.
-- Quiero presentarte a mi hermano mayor. -- dijo Nicholas cortando el apacible silencio.
-- De acuerdo. -- sonrió la muchacha con sencillez.
-- ¡Kevin! Ven hermano, vamos no seas holgazán. -- gritó Nick mirando a su derecha.
La sangre de Abie por un momento se congeló y dejó de bombear con naturalidad dentro de su organismo, intentó reír internamente a sabiendas de que miles de hombres en el mundo llevaban el nombre Kevin, sin embargo ella tenía un mal presentimiento y quería salir corriendo de ese lugar, algo que no iba a quedar bien frente a Nicholas. Aunque en ese momento en verdad no importaba: El hermano mayor de Nick estaba caminando en dirección a ella y su inconfundible anatomía erizaba el cuerpo de Abie sin siquiera tocarla, aquellos rulos característicos de su ex novio se sacudían con la brisa casi imperceptible que bailaba en aquel lago, y Abie, ella quería huir muy lejos de allí mientras sentía como su corazón deseaba salirse de su pecho y miles de heridas comenzaban a arder otra vez con alteración a un grado elevadísimo.
-- Kevin, ella es Abie. Abie, él es Kevin. -- los presentó Nicholas cuando su hermano hubo estado ya cerca.
-- Nos conocemos… -- dijo Kevin con la voz entrecortada y algo apagada.
Ella lo miró con los ojos vidriosos y él intentó articular palabra.
-- ¿De verdad? Que pequeño que es el mundo ¿no preciosa? -- rió con inocencia mirando a Abie.
Kevin velozmente miró a Nicholas sin dar crédito a sus oídos. Creyó haber escuchado que su hermano le decía "Preciosa" a su ex novia.
-- Cada día más pequeño. -- sonrió con incomodidad la chica y los nervios se apoderaron de ella.
-- Bueno, los dejo hablando unos minutos porque tengo que avisarle algo a mi padre.
Abie observó con pánico como Nicholas se levantaba de su asiento pero no pudo decir nada, él ya estaba caminando lejos.
-- No puedo creer que estés aquí… -- susurró con voz débil de pronto.
La chica clavó sus orbes en él con dolor y decepción.
-- No puedo creer lo que me hiciste… -- confesó intentando no llorar.
-- ¿Estás saliendo con mi hermano? -- preguntó como ausente.
-- Estoy en algo con él, pero no sabía que tú fueras su hermano. Nunca me contaste que tuvieras hermanos ¡Nunca me contaste nada!
-- Tranquilízate Abie, tenemos que hablar… tengo que… decirte algo. -- dijo Kevin casi en un pedido.
-- ¿Qué se supone que quieres aho…
-- Bueno, todo está listo. -- interrumpió Nicholas apareciendo en la escena.
Abie y Kevin se miraron otra vez con dolor en los ojos y cortaron el contacto.
-- ¿Qué está listo? -- preguntó Abie con curiosidad.

With or without You.

Capitulo 5


-- Papá hoy hará una parrillada y me dejó invitarte a ti y a tu padre. -- sonrió Nicholas.
-- No se si deba… no quiero interrumpir su cena familiar.
Abie se puso incomoda, la razón mas punzante del asunto era que no quería compartir una cena con Kevin.
-- Te estoy invitando yo, no interrumpes. Además quiero tenerte cerca. -- susurró peligrosamente sobre los labios de la muchacha.
Abie le correspondió el beso. En todo caso ella tenía derecho a hacer su vida, Kevin jamás había sido capaz de contarle que tenía hermanos, nunca le contó nada sobre su vida, ella no había echo nada indebido, quería estar con Nicholas y eso estaba bien, o al menos eso pensaba ella.
Kevin se paró con precipitación de la silla que estaba ocupando y se fue dando zancadas del lugar.
-- ¿Y a éste que le pasa? -- preguntó Nick mirándolo confundido. -- ¿Y de donde se conocen?
-- Pues… de… ya sabes, casualidades de la vida… -- balbuceó ella ocultando el rojo de sus mejillas.
No entendía porque no le había dicho la verdad a Nicholas, pero pensaba que era lo mejor para no causar problemas entre hermanos.
-- Iré a preguntarle a mi padre si quiere venir esta noche. -- dijo con rapidez y se paró de su asiento para no escuchar palabra de Nick.
Abie intentó crear la escena con su padre de mil maneras diferentes para que él no aceptara ir, o no quisiera que ella asistiera a la parrillada, no quería estar cerca de Kevin; se sentía mal, abatida y completamente desesperada: luego de diez meses él muchacho apareció y seguía consiguiendo que Abie temblara como una hoja con el simple echo de mirarla a los ojos. No era débil ante ningún hombre, aunque él sí podía lograr que se rindiera ante su presencia y lo que menos quería en esas vacaciones (en toda su vida en general) era volver a caer en las mentiras de Kevin, en sus misterios y en lo mal novio que había resultado ser.
Abie sacudió la cabeza y entró a la cabaña en donde su padre aun estaba recostado en el cómodo sofá.
-- Papá…. -- dijo ella con voz débil y él la observó. -- ¿Quieres ir esta noche a una parrillada con la familia de Nicholas?
-- Sí, ¿Por qué no? Ha de ser divertido, únicamente que tú quieras ir sola. -- rió el hombre abiertamente.
La muchacha entrecerró sus ojos para mirarlo fastidiada y él volvió a reír.
-- ¿Quieres ir o no?
-- Sí hija, iremos. Pero recién está atardeciendo así que no te pongas nerviosa porque vaya a conocer a tu novio todavía.
-- ¡Papá! Nicholas no es mi novio. -- exclamó Abie intentando apaciguar el carmesí de sus mejillas.

Y la noche sin más remedio, llegó. Abie Hallows temblaba peor que una hoja de otoño y su cuerpo se estremecía como si algo le causara dolor; y así era: Un dolor punzante en el pecho le gritaba a viva voz que dejara el pasado atrás y se olvidara de Kevin y de Nicholas, que no podía volver a relacionarse con él. Abie sin embargo, no quería perder a Nicholas y la curiosidad que había matado al gato la atacó, deseaba escuchar lo que Kevin tenía para decirle, le hiciera mal o no.
El "amigo" de Abie pasó por ella y su padre para llevarlos a la tan emocionante parrillada.
-- Te encantará conocer a mis padres. -- sonrió Nicholas de camino a su cabaña.
-- Seguramente. -- pronunció Abie con dificultad.

-- Y entonces mi madre me castigo porque "comer lodo no era correcto" -- terminó de contar Joe.
Joe era el hermano de en medio, más grande que Nicholas y menor que Kevin. Gracioso, simpático, extrovertido y guapo. Abie reía mientras él terminaba su relato; le había caído extremadamente bien y se preguntaba, muy dentro de su mente, porque su ex novio nunca les había presentado a sus dos hermanos si en verdad eran dos personas maravillosas. "Sí, como yo creí que era Kevin" pensó con amargura Abie para luego suspirar con disimulo.
La cabaña de los Jonas era mucho más amplia que la de Abie y ella se extrañó, pensaba que todas eran iguales. Estaban cenando a la intemperie, donde el aroma exquisito de carne asada se hacia presente mezclado con la brisa veraniega que a la chica tanto le gustaba sentir.
-- ¿Les gustó la cena? -- preguntó amablemente interesada la señora Jonas a sus invitados.
-- Debo felicitarlo señor Jonas, estuve excelente, y sus ensaladas también señora Jonas.
-- Por favor te pido Abie, no me digas señora. No me quiero sentir anciana todavía.
Todos en la mesa rieron y Abie se sonrojó un poco pero asintió con un movimiento de la cabeza.
Entre otras charlas llevadas desde los deportes hasta los pasatiempos, Abie y Denisse Jonas, las únicas dos mujeres en el lugar se encargaron de levantar la mesa e ir a lavar la vajilla a la cocina.
-- Me gusta mucho su casa Denisse, ¿Cuánto tiempo se quedarán? -- indagó mirando lo bien decorada que estaba por dentro.
-- Oh cariño, es que nosotros prácticamente vivimos aquí. Pasamos la temporada de verano y también navidades, entre otras fechas.
-- Eso me parece genial, es un lugar hermoso. -- contestó con sinceridad.
-- Me alegra que te guste, porque mi esposo es el dueño.
-- ¿De verdad? -- preguntó en voz elevada, la había tomado por sorpresa.
-- Si cariño. -- rió suavemente. -- Tal vez conozcas este lugar como "Time's for You"
-- ¡Sí! Una de mis amigas venía todas las vacaciones de verano cuando se llamaba así ¿Y ahora cambió de dueño o solo de nombre?
-- Solo el nombre, hace unos siete u ocho meses. Kevin tuvo la loca idea de ponerle el nombre actual, y nos gustó entonces hicimos algunos arreglos.
El corazón de Abie dio un vuelco y ella tosió para no gritar. Eran muchas sorpresas juntas que no podía unir: tenía que hablar con Kevin de inmediato para aclarar la húmeda nube que se creaba en su cabeza. Él era el único que podía responder a todas las preguntas que se estaba formulando.

With or without You.

Capitulo 6
Luego de ayudar a Denisse a lavar y acomodar algunas cosas Abie salió a la parte trasera de la cabaña y se encontró con la mirada feliz de Nicholas y con la desesperación de Kevin.
Abie sonrió por mera obligación y se sentó al lado de Nick que sin disimular le dio un beso en los labios, el cual logró despreocuparla un poco, pero no lo suficiente.
Kevin se paró al instante y la tomó del brazo.
-- ¿Podemos hablar? -- preguntó fingiendo una sonrisa que indicaba calma.
-- Por supuesto, ¿Qué sucede? -- dijo ella con la misma indiferencia.
-- Ven, vamos adentro. Además está comenzando a refrescar.
-- No me la robes por mucho tiempo hermano. -- rió Nicholas de buen grado.
Ambos rieron pero una mirada de soslayo con complicidad bastó para entrar rápido a la casa.
-- ¿Qué quieres? -- preguntó fríamente cuando se hallaron seguros.
-- ¿Qué haces aquí?
-- Estoy de vacaciones -- dijo molesta. -- ¿O acaso no puedo vivir?
-- ¿Sabías que todo esto es de mi padre?
-- Sí, me enteré hoy porque si fuera por ti jamás sabría nada.
Abie hacía un esfuerzo sobrehumano para no mostrarse débil ante su penetrante mirada de color verde.
-- No pensé que te interesara mi vida… -- replicó excusándose avergonzado.
-- ¿Cómo no iba a interesarme la vida de mi novio? Eras un desconocido para mí, no sabía de la existencia de tus hermanos, no sabía que tu padre fuese... bueno, prácticamente rico. ¿Qué más me has ocultado durante tanto tiempo?
-- Hay muchas cosas que quiero explicarte, no te presenté jamás a mis hermanos porque temía que ambos sintieran cosas por ti.
--Déjame ver si entiendo ¡¿Me negaste su existencia por celos obsesivos?! -- exclamó furiosa.
-- Por eso y porque estaban de viaje. -- asintió con la cabeza.
Abie inconcientemente rió por el tono de su voz pero volvió a ponerse seria.
-- No tienes excusa, ¿Y por qué desapareciste de mi vida? -- Abie sintió una punzada en el pecho.
-- Abie yo… juro que no fue mi intención… pero es tan tarde que no creo que valga la pena decirlo.
-- ¿No crees que valga la pena? -- repitió ella con incredulidad. -- Estuve meses, meses llorando por ti y tú crees que no vale la pena.
Asintió de forma ruda con la cabeza demostrando así que no era capaz de concebir los que escuchaba.
-- Si me dieras tiempo de explicártelo, si me dejaras encontrar una forma. -- susurró el muchacho desesperado tomándola de los hombros.
Abie rápidamente se soltó tirándose para atrás. No quería sentir su calido tacto de nuevo, no quería caer ante él en esa pelea, no podía ganarle con solo tocarla. Pero permaneció firme.
-- Te dejaría encontrar mil formas Kevin ¿pero para qué? Han pasado diez meses y tú jamás fuiste capaz siquiera de llamarme al menos dos minutos para explicarme algo. Pasé diez meses perdiéndome lo mejor de mi adolescencia por un patán que decidió abandonarme sin dejar rastro.
-- ¡Yo no decidí abandonarte! -- gritó Kevin alzando los brazos.
-- ¡Pues eso fue lo que pareció! Y ahora no quiero excusas, además todo está perdido entre nosotros, lo tiraste y ahora ¿pretendes explicarme porqué? ¿Después de diez meses?
-- Hubiese querido que fuera de otra forma… yo de verdad te quise Abie -- dijo en voz baja acariciando su mejilla.
Abie cerró los ojos y se dejó erizar por el suave tacto de su mano, pero luego abrió los ojos al máximo.
-- ¡No! Contigo todo es imposible, todo. Y siempre lo ha sido, no me digas que no. Solo tengo otra pregunta ¿Por qué este lugar tiene el nombre de mi canción?
-- Porque amo esa canción y jamás fui capaz de olvidarla, como tampoco te olvidé a ti.
-- ¡Basta Kevin! ¡Basta! -- gimoteó sintiendo varias lágrimas surcar sus mejillas. -- No intentes justificarte, o fingir que en verdad signifiqué algo para ti. Ambos sabemos que nunca valí en tu vida como algo digno.
-- ¿Digno? Tú no entiendes nada… no me fui para sacarte de mi vida ¡Abie entiende!
Abie sollozó y negó con la cabeza.
-- No, nunca voy a entender que fue lo que me hiciste, ni tampoco voy a perdonarlo Kevin. Y tal vez sí, soy una torpe que no entiende nada.
Antes de que Kevin pudiera decir palabra alguna, Abie había salido corriendo hasta la puerta y luego de cerrarla con un poco de fuerza partió con inmensa rapidez hasta su cabaña. Gotas amargas y tibias caían y caían hasta su mentón para luego ser parte de su vestido violeta. El viaje había resultado ser un error, uno muy doloroso, pensaba mientras cerraba la puerta de su dormitorio y se acostaba con pesadez en la fría cama. Kevin seguía siendo un torpe, y volvía a lastimarla pasados diez meses.
-- No importa si son diez, veinte o cien, ¡él siempre será el mismo mal nacido! -- exclamó furiosa con la voz tomada al momento en que lanzaba un almohadón.
La furia y el dolor no la dejaban pensar con claridad, se detestaba a sí misma por haber sido tan inocente y masoquista: ella sabía que iba a terminar discutiendo con Kevin y que él le diría cosas destructivas, sin embargo fue a la cena, y allí dejó al pobre Nicholas seguramente confundido por su extraña desaparición, y a su padre, que debía de imaginarse todo lo sucedido.
Abie se abrazó a la almohada y entre sollozos y recuerdos que quería borrar de su mente, cayó en un sueño agotado que agradeció.


-- Abie cariño, despierta. -- dijo en voz baja su padre.
La aludida abrió los ojos y comprobó que aun era de noche y su padre había ido a buscarla preocupado.
-- Papá, no quiero hablar del tema. -- negó y todavía tenía la voz apagada.
-- Kevin me ha entregado esto. -- sentenció y dejó sobre la mesa de noche un pequeño sobre azul que no indicaba nada alegre.

With or without You.

Capitulo 7
Luego de depositar ese misterioso sobre en la mesa de Abie, James la dejo sola para que tuviera privacidad y cerró la puerta de la habitación. Abie suspiró rendida y se dio vuelta tapándose hasta la cabeza con el acolchado marrón: no tenía intenciones de abrirla y seguir sufriendo.
A la mañana siguiente Abie se despertó, aun algo triste y amargada pero un poco más optimista y después de ducharse, vestirse y estar lista fue al encuentro con su padre que la esperaba en traje de baño para ir al lago.
Abie sonrió débilmente y tomó sus cosas.
-- Al menos sonríes, hija siento que yo tengo la culpa de que estés mal. -- dijo su padre con tristeza.
-- Tú no sabías que Kevin iba a estar aquí, todo está bien ¿sí? Sólo no hablemos del tema.

-- ¡Abie! No sabes lo preocupado que me tenías. -- exclamó Nicholas con cara consternada.
La muchacha sonrió y lo besó.
-- No me sentía muy bien anoche, lamento no haberte avisado que me iba.
-- Abie te dije que eres muy transparente ¿recuerdas? ¿Qué sucedió con Kevin anoche?
De pronto tropezó a causa de la sorpresa que le había regalado ese comentario.
-- De acuerdo -- suspiró -- Kevin es mi ex novio, nos conocimos hace algo de dos años; salimos, nos quisimos, y luego desapareció. Hasta ayer hacía diez meses desde que no nos veíamos y quiso "explicarme" el porque de su desaparición.
-- Wow, esto sí que no me lo esperaba. -- comentó él con los ojos abiertos exageradamente.
-- Sí, pero no quiero hablar de eso, quiero disfrutar del día, que por cierto está espectacular.
Abie pasó por al lado de Nicholas y éste la tomó de la cintura.
-- ¿Esto tiene que cambiar en algo lo nuestro? -- preguntó confundido y con dolor.
-- Por supuesto que no, tu hermano es un patán, pero eso no significa nada. Tú me gustas mucho Nicholas.
Las mejillas de la chica indicaban que no mentía.
-- Tú también me gustas, y mucho más de lo que crees, además yo no soy como mi hermano, eso te lo aseguro.

Estaban pasando un día maravilloso, lleno de risas y conversaciones interesantes, hasta que Kevin apareció para tirarse al lago, lo que causó que Abie, que también estaba nadando, saliera precipitadamente con mirada fulminante y se sentara en una silla al lado de Nick.
-- No puedes evitarlo todo el tiempo, estarán cerca más de un mes. -- dijo de pronto su acompañante.
Abie sonrió con suspicacia y le tomó de la mano.
-- No lo evito, evito golpearlo.
Kevin los miraba con recelo desde el lago cuando Nicholas se distraía y eso ponía a Abie en un estado de nerviosismo intenso que le quemaba la nuca. Comenzó a mirar para todos lados intentando fingir que no se percataba de la mirada de ese chico y estaba lográndolo, pero cuando Nicholas le dio un beso y le pidió que lo esperara unos minutos, Kevin apareció con rapidez.
-- ¿Qué quieres? -- preguntó la muchacha con aire despectivo.
-- ¿Has leído la carta?
-- No. ¿Y por qué cada que pregunto algo me contestas con otra pregunta?
Haló de su cabello con frustración al momento en que él reía.
-- De acuerdo, pero en esa carta está explicado detalle por detalle el porqué de todo.
-- ¿Y esperas con eso solucionar todo? -- bufó entre amargas risas.
-- No, solo espero que me entiendas y dejes de odiarme al menos en estas vacaciones.
-- Kevin, yo no te odio. -- clavó sus ojos en los de él. -- simplemente odio haberte creído el chico perfecto cuando en realidad eras de la calaña mas baja.
El muchacho asintió y se paró con pesar de la silla y volvió al lago.

-- No puedo creer que la curiosidad me gane. -- se quejó Abie mientras entraba en su cabaña.
Buscó el maldito sobre azul y aunque le temblaran las manos lo rasgó con lentitud y expandió la carta, la letra de Kevin siempre había sido prolija y clara.

Querida Abie:
Ésta fue la única manera que encontré de explicarte como en realidad fueron las cosas. Sé que tal vez no te interese, pero aquí voy: Cuando te conocí supe de inmediato que tú eras la mujer que yo amaba, necesitaba y quería a mi lado, si era posible, para siempre; pero las cosas no estaban muy bien, nunca te hablé de mi familia porque vivían prácticamente en el hospital con mi hermano menor de siete años. Sí, tuve un hermano pequeño, el cual murió de leucemia. Mis hermanos y mis padres viajaron por casi todo el continente, gastando dinerales y visitando a los mejores médicos, pero sin embargo falleció. Todos estábamos destruidos y mi madre quiso huir, si hubiese sido mi decisión, me habría quedado contigo sin dudarlo, pero mis padres no querían que te diera explicaciones, que te contara lo de mi hermano porque ellos estaban al tanto de cuanto nos amábamos y no querían causarte a ti sufrimiento, siempre fueron muy considerados. Y pasé siete meses entre la depresión de mi hermano y el deseo de volver a estar contigo, sin embargo, no merezco que me perdones, porque es cierto: No tuve el valor de llamarte para contarte la verdad, o para pedirte perdón, y de seguro luego de diez meses, no hay vuelta atrás.
Te ama, Kevin.
Y la carta cayó de las manos de Abie, al igual que cientos de lágrimas.


With or without You.

Capitulo 8
El corazón de la muchacha se agitaba y se contraía sin control, quería correr o tal vez escapar, pero sus pies sobre aquel piso de roble no tenían intenciones de moverse un ápice. Abie tocó sus mejillas, aun con los ojos muy abiertos y se secó algunas lágrimas, aunque era en vano: más gotas saladas caían de sus ojos volviendo a empapar su rostro. Bajó la vista al suelo en donde yacía esa condenada carta que le había gritado la verdad, aunque Abie se preguntaba ¿Por qué si siempre había querido saber la verdad, en ese momento deseaba nunca haberla sabido? ¿Acaso Kevin aún la amaba? Pero a lo que más le tenía miedo era a como iba a seguir, como pretendía él que ella lo mirara a los ojos con todas las confusiones que la atormentaban y como intentaba seguir aquella retorcida historia. Lloraba. Lloraba por Kevin, por su hermano menor, por la impotencia de no haber podido ayudarlo en su debido momento, por las mentiras y todo lo que él le había ocultado casi sin remordimientos, y lloraba porque claramente, ella aun lo amaba como la primera vez en que se habían visto a los ojos.
-- Abie yo escuché que… -- habló de golpe su padre entrando y se encontró con aquella escena, entonces continuó -- Cuando quieras ir, estoy en el lago.
Y la puerta se cerró dejando a la chica aún parada, estática en el mismo lugar.
Secó sus lágrimas y acomodo un poco su maquillaje para que nadie se percatara de que había llorado, entonces se fue hasta el lago para hablar con Kevin.
-- ¡Abie! Has estado llorando -- comentó asustado Nicholas tomándola del rostro.
Sonrió abatida y acarició sus rulos, en ese momento entendía porque a Nicholas le faltaba un brillo en sus ojos del que nunca se había percatado.
-- Ya vuelvo. -- dijo con calma y besó sus labios.

-- No quiero que me odies. -- soltó enseguida Kevin al verla llegar.
-- No te odio Kevin, te agradezco por sincerarte conmigo. Algo tarde, pero lo hiciste al fin y al cabo.
Luego de sonreírle con desanimo, Abie se sentó a su lado sobre el tronco de un árbol, muy apartados del lago. Todo era silencio exceptuando las respiraciones agitadas y confundidas de ambos. La luz del sol era débil aunque les daba de lleno en los ojos obligándolos a entrecerrarlos para verse un poco mejor.
-- Pero tardé, tardé demasiado y de verdad lo siento Abie, todo lo que te dije cuando estaba contigo fue real.
-- Lo sé, bueno, te creo. Y sin embargo ha pasado mucho tiempo y has cargado solo con ese dolor ¿Por qué no me dejaste ser parte de todo lo que te ocurría?
Kevin suspiró sin encontrar una respuesta con sentido.
-- Tal vez… porque tenía miedo de que huyeras, de que te fueras de mi vida y quedarme aún peor de lo que estaba.
-- Sí, pero…
-- Lo sé. -- interrumpió él. -- Al final terminé perdiéndote igual, y es peor ahora ya que te mentí desde siempre.
Abie con timidez tomó la mano de Kevin, su tacto seguía siéndole cautivante.
-- Entendí tus razones, no creas que soy tan cerrada de mente, solo me dolió un poco creer que no confiabas en mi.
-- ¡Confío en ti! Siempre he confiado en ti. -- replicó alterado.
Ella soltó una suave risa por su exaltación y asintió con la cabeza.
-- Ya lo sé, ahora lo sé, aunque haya tardado meses en poder entenderlo.
-- Sin embargo no tengo perdón… -- susurró arrepentido.
-- ¡Kevin! Las cosas que te sucedieron a ti no fueron tu culpa, simplemente… pasaron, y no puedes culparte por ello, está bien, pasó mucho tiempo, pero mejor tarde que nunca ¿no?
Él alzó la cabeza, sorprendido y clavó sus ojos en los de ella, el verde y el miel mezclándose, encontrándose con tanta confianza de nuevo, luego de diez meses, otra vez siendo el uno para el otro.
En un rápido movimiento los labios de Kevin colisionaron con los de ella devolviéndole esas cosquillas incomodas a su estomago y la calidez de sus labios, que solo él poseía.
-- No, Kev. -- lo apartó con suavidad. -- quiero que las cosas estén bien entre nosotros, pero creo que nuestra etapa ya pasó. Intentemos ser amigos ¿vale?
-- Tú… ¿crees que no hay posibilidades entre nosotros?
La decepción y el dolor se hicieron presentes en las facciones del muchacho y Abie lo miró acongojada.
-- El tiempo se nos pasó, y si fue así, habrá sido por algo, tal vez no estamos destinados a estar juntos, pero podemos llevarnos bien. Siempre nos llevamos bien.
-- De acuerdo, Abie, si es lo que tú quieres, lo respetaré. -- accedió con un tono amargo.
-- No es que nunca haya sentido nada, simplemente pienso que… se nos fue el tren.
-- Puede que tengas razón, aunque no lo sabremos. ¿Tú acaso puedes vivir sin mí? Yo no he podido hacerlo sin ti.
-- Estás vivo Kevin, he vivido estando contigo, y he podido hacerlo también sin ti. Aunque pasara del extremo de la felicidad al de la desdicha, sabes que ambos podemos vivir estando con o sin el otro.
Abie se paró para no llorar frente a él y se fue a su cabaña, agotada, abatida y con un gusto amargo en el alma: ella sabía que no era lo mismo vivir sin él, y cuando tuvo la oportunidad de volver a su lado, la dejó ir. En verdad Abie creía que se les había ido el tiempo y ya no existía vuelta atrás, aunque le habría gustado que fuere de otra forma.
Aquellas vacaciones estaban haciendo a Abie crecer y comprender que no todo en la vida era como uno preferiría, o como le sería cómodo, sino que afrontar las cosas, malas o buenas, era vital en la vida de una persona. Además, aunque todavía lo amase, Kevin había perdido la confianza que ella le regaló algún día; aunque no se lo dijera en aquel sitio, las cosas ya no eran como antes y cada uno tenía que hacerse cargo de cómo malgastó el tiempo que se les había entregado para estar juntos. Abie ya no quería sufrir y sin embargo el dolor del pecho no se esfumaba. Pero se olvidó de él en cuanto golpearon la puerta.

With or without You.

Capitulo 9

-- Siempre desapareces cuando tiene que ver con Kevin. -- dijo Nicholas un poco molesto cuando Abie hubo abierto la puerta.
Ella lo miró aun con los ojos vidriosos y suspiró.
-- Si no quieres estar conmigo dímelo, si te hace mal solo tienes que decírmelo. -- volvió a musitar palabra al ver que ella seguía callada.
Abie aun sin abrir la boca lo invitó a sentarse en la mesa circular que decoraba la sala principal de la cabaña, y él, haciéndole caso, se sentó con la mirada perdida en un adorno cualquiera.
-- Tú no tienes nada que ver Nicholas, me he enterado de muchas cosas en éstas últimas horas y estoy confundida.
Puso la carta sobre las temblorosas manos de Nick y esperó a que él terminara de leer mientras secaba sus lágrimas con un pañuelo color ciruela.
Él la miró con dolor. Esperaba tal vez que ella le dijera que volvería con Kevin, que no había nada entre ellos dos y que todo había terminado. Sin embargo esas no eran las intenciones de Abie, no todas.
-- No sé muy bien lo que pasó entre ustedes, pero ¿Qué es lo que tú quieres?
-- Si supiera que es lo que quiero Nicholas… no pienso volver con Kevin, hablamos mucho y a mi parecer se nos acabó el tiempo, no lo aprovechamos y ahora ya todo está perdido.
El dolor que le causaba saber eso no había sido tan grande como cuando lo soltó en voz alta, dolió doblemente al escucharse a si misma entendiendo que todo estaba acabado.
-- Pero no estás en condiciones para entablar una relación conmigo, ni con nadie. -- aseguró él con perspicacia.
-- Sé que es muy típico ese: "No eres tú, soy yo" pero en mi caso, es completamente cierto, nunca superé del todo a Kevin y ahora que sé la verdad necesito despejar mi mente.
-- ¿Te irás?
Nicholas la conocía de una manera única, ella no lograba entender como en tan poco tiempo él sabía hasta lo que pensaba o intentaba hacer, era una conexión tan profunda como la que mantenía con su padre.
-- Es algo que tengo pensado: No quiero que mi padre tenga que irse, porque se merece estas vacaciones, sin embargo creo que yo sí me iré.
-- Y esto, ¿Es una despedida? -- preguntó dolido mirando fijamente a Abie.
-- Aun no me voy, pero sí, supongo que nos estamos despidiendo.
Abie precipitadamente se tiró sobre los brazos de Nicholas, que le correspondió con angustia. La abrazó aun más fuerte mientras ella hundía su cabeza en el pecho del muchacho; era muy importante para ella y aun así, iba a alejarse de él antes de seguir sufriendo por el pasado. Pensaba que si a ella no le gustaba salir lastimada, tampoco era grato para los demás, y siempre se dijo a sí misma
«No hagas lo que no te gustaría que te hagan.»

-- Sé que no te agrada la idea, pero estaré mejor allí. -- dijo Abie en un intento nocturno de persuadir a su padre.
-- Pero eran vacaciones juntos. Jun-tos. No tú en casa y yo aquí pasándola bien, hija. -- conc






Comentarios / Consultas
mvzh dijo:
2011-03-11 02:18:01 hs
que buena onda