Brothers of the black blood - novela juvenil - una mezcla de terror, suspenso y romance.

Categoría: Pasatiempos
Fecha: 08/02/2011 12:44:40
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Administra tu propia granja

Goodgame Empire

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Evelyn paseó la mirada de Harriet a la enorme y elegante escalera frente a ella. Camino hacia esta y comenzó a subir escalón por escalón, lo único que se escuchaba era el sonido de sus zapatos dorados y el borde de su fino y largo vestido bordo aterciopelado con delicados detalles en dorado arrastrándose sobre el suelo de la escalera… se detuvo cuando llegó al último escalón y atravesó un largo pasillo, angosto lleno de cuadros en sus paredes…

-¿padre?-preguntó ella arrimándose lentamente por la puerta. Evelyn avanzó zigzagueando enormes armarios y estantes tirados por el suelo de la habitación. << ¿Qué ocurrió aquí?>> se preguntaba Evelyn sin encontrar explicación… hasta que todo atravesó su tranquila vida.


-¡Oh padre!-grito ella arrojándose junto a su padre que yacía sin vida tirado sobre el suelo. Lagrimas brotaron de los ojos verdes esmeraldas de Evelyn, con su cabeza apoyada contra los hombros de su difunto padre comenzó a llorar sin consuelo alguno… su padre murió misteriosamente… sin dejar pista alguna de que había ocurrido, tan solo pudo reparar en la lastimadora en su brazo, estaba marcada una mano, y en el otro brazo estaba manchado con sangre, al igual que la ventana cerca de la que él hacia muerto.


Había sido asesinado en agosto de 1975.


Evelyn Stome prometió venganza… Evelyn Stome nunca fue la misma.


6 meses después Dark Pond recibía a la nueva condesa Evelyn… dirigiéndole su última luz solar del día. La condesa observaba desde el balcón de su nueva habitación, cuando una celestial melodía procedió del parque exterior. Evelyn, vencida por la curiosidad, se limito a dar media vuelta y bajar las escaleras dispuesta a averiguar quién hacía sonar aquella melodía que definitivamente la paz que expresaba era suficiente como para hacer que la condesa de dirigiera flotando hacia ella en una nube de curiosidad arrastrada por una brisa de intriga y encanto. La joven, encantada por aquel celestial sonido, comenzó a atravesar habitaciones y largos pasillos hasta llegar a aquella melodía.


Evelyn llego al parque exterior, donde vio algo que le sorprendió realmente; observaba escondida tras una columna un apuesto joven que posaba y movía sus manos sobre un enorme piano negro, del cual provenían sonidos con diferentes tonos, que juntos creaban la más hermosa melodía que la condesa había oído jamás.


Uno de los dorados zapatitos de Evelyn patino sobre el suelo. Aquel apuesto joven al escuchar el sonido aparto sus manos del piano y se limito a voltearse suave hacia atrás y mirar de reojo a Evelyn. Su color era negro azabache, reparó Evelyn. El joven se puso de pies y vio a la hermosa Evelyn, que se encontraba ya fuera de su escondite y avanzaba hacia él. El joven delante suyo hiso una reverencia muda sin dejar de mirarle a los ojos a Evelyn, la cual posaba su mirada sobre los ojos bordo del joven. <> continuaba ella examinándolo mientras daba un asentamiento con la cabeza y bajaba levemente la mirada de forma elegante en señal de saludo.


-Soy Thomas. -pronunció el joven acercándose a Evelyn con una sonrisa atrevida y enloquecedora en su rostro, sin perder unos rasgos dulces en él.


-Condesa Evelyn. -dijo ella sonriéndole, una sonrisa vacía, que a la vez, al posarse sobre un rostro tan hermoso y angelical se convertía en la sonrisa más perfecta de todas.


Thomas se acercó aun mas a Evelyn cambiando su sonrisa atrevida por una tan solo enloquecedora.


-Thomas. -repitió ella observándolo de pies al último de sus cabellos, y luego de una breve pausa continuó. -¿Quién… eres? -preguntó un tanto perdida.


El joven rió por lo bajo pasándose una de sus manos sobre su alborotado cabello negro.


-pianista. -pronunció agachando la mirada.


-Oh, lo siento… aun no he recorrido todo el castillo.


Thomas alzo la mirada y luego su rostro, dejando ver una aterradora sonrisa de labios cerrados.


-¿gusta un paseo?-preguntó lúgubremente.


Evelyn sonrió.


Ya llegando a la punta más alta del castillo Thomas volvió a dirigirse hacia Evelyn.


-Condesa…


-Evelyn-interrumpió ella- dime Evelyn.


-Srta. Evelyn, quisiera enseñarle algo. -Thomas tomó la mano de Evelyn. -Acompáñame. -dijo vacíamente.


Tomándole la mano subió dos escalones que terminaban en una puerta que se abría en dos hacia fuera. Empujando ambas hacia delante, Thomas dejo al desnudo una muy pequeña y lúgubre habitación, donde la única luz allí provenía del balcón exterior. Evelyn observaba inquieta aquella oscura habitación que hacía correr un gélido escalofrío por su piel, la cual era iluminada por una leve luz lunar que asomaban por altas cortinas rojas aterciopeladas, empujadas por una brisa que escondían detrás de un ambiente encantador




La criatura abrió levemente su boca, separando un labio del otro y tomando del cuello a la muchacha para acercar su boca a la de él. De pronto la criatura se esfumo velozmente sin explicación alguna, justo en el momento que abandono el cuerpo de Evelyn, que descansaba sobre el suelo.


-¿Q-que es lo que ha o-ocurrido? -pregunto la joven desde su cama al ver a Harriet allí…


-¿Por qué abría de ocurrir algo?-preguntó con una sonrisa dulce en su rostro.


-p-pero… el balcón, cicatrices, ojos rojos…


La joven se calmó y se repetía que tan solo había sido un sueño. Un horrible sueño, tan solo otra pesadilla. Sin embargo sus conclusiones dieron un giro de 180 grados al ver sus brazos; ambos con manos marcadas en ellas. La joven grito en mudo aterrada. De algo estaba segura… muy segura; aquella extraña criatura que había dejado rastro en el cuerpo de su padre, venia por ella. Si… venia por ella. Pero… ¿Por qué no abría de matarla cuando tuvo la ocasión? Si la memoria de Evelyn no fallaba, la criatura se acerco hacia ella y luego dejándola caer se largó. Como… como si se asustara de ella, o estuviera completamente sorprendido.


Evelyn sin palabra alguna en sus labios se aparto de la cama y luego de apartar a Harriet de su habitación, quien organizaba esta, se alisto.


Muy bien… todo comenzaba otra vez… la joven recorría el castillo y la hermosa melodía la atrapaba nuevamente, dirigiéndola hacia su depredador. Al ver a Thomas, una serie de imágenes arrastradas por horribles memorias atravesaron la mente de Evelyn. Se acercó decidida hacia él, dispuesta a saber de que trataba su juego.


-¿Qué ocurrió ayer? -se escucho una voz que corto el celestial sonido de aquel piano.


Thomas dio media vuelta y miro de reojo a Evelyn con una sonrisa vacía, sin expresión alguna.


-Necesitas ayuda condesa.


-explícate. -ordenó.


El joven se paro ágilmente y se dirigió hacia Evelyn a un paso acelerado acorralándola contra una pared.


-Has sido atacada por un murtag.


-¿murtag? Ja-ja. Esas son solo historias del castillo. Hablo en serio, ¿qué ocurrió?


-n-n-n-n-la callo. -¿quieres saber que ocurrió o no?


-si. -dijo ya enfadada.


-entonces escucha y calla.-sonrió nuevamente. -un murtag quiso robarte el alma… matarte.


-espera… ¿tú dónde estabas entonces?


-el murtag se dirigió primero ante mi… logré perderlo, por lo que le vio a usted… lo cual sirvió mucho como distracción como para cuando sea el momento tomar un algo con que pegarle… pero por lo visto… no fui lo suficientemente ágil, ya que logró desmayarla.


-oh Thomas, es tan ingenuo… ¿enserio cree en esas cosas?


-¿una mejor explicación?-hiso un extraño gesto con sus cejas demostrando su victoria.


-apártese. -volvió a ordenar.


El joven se apartó para que Evelyn pudiera irse, sin dejar a un lado su traviesa sonrisa.


-Evelyn… -dijo el muchacho dando un paso hacia Evelyn, quien le daba la espalda saliendo de allí. -el murtag ya esta tras de ti.- dijo por primera vez con un tono realmente serio


-¡¡¡No creo en esas cosas!!!- gritó ella enfadada por no encontrar explicación a lo ocurrido.


Ya eran las 8 de la tarde, y el sol comenzaba a esconder sus rayos, entregando el cielo a la luna y las estrellas. Había sido una tarde muy aburrida… igual a muchas otras… solo que, a diferencia de otras, Evelyn no había podido dejar de pensar en aquel encuentro. Se encontraba en su habitación cuando escuchó un terrible grito del sótano. La joven no dudo un instante en bajar y ver qué era lo que sucedía. Pisando escalan por escalón cuesta abajo llego hacia la puerta que daban unas escaleras más pequeñas hacia el sótano, donde gemidos y gritos femeninos provenían.


-¿Harriet eres tú? -preguntó la joven tomando una pequeña antorcha colgada de una pared.


Aunque aquellos aterradores gritos no paraban, nadie noto la voz de la condesa allí dentro. Unas sombras interrumpieron la vista de Evelyn… ella giró en un angosto pasillo de piedra y llegó hasta de donde provenían los gritos.


-Harriet.-pronunció en mudo.


El rostro de Evelyn se destiño, dejándola color blanco... Su mirada de ojos verdes estaba clavada en la criatura que sostenía con sus garras a la pequeña Harriet, la cual ya había parado de gritar para dejarse caer y posar su celestial y gélida mirada sobre el rostro de Evelyn. La criatura tenía sus labios casi rozándose con los de Harriet… luego dirigió una veloz mirada hacia Evelyn, aterrándola como nunca antes alguien lo había hecho. Ella comenzó a correr como si hubiese nacido para hacerlo, corría sintiendo pasos de una aterradora pero veloz criatura detrás de ella. Se asomaba la luz de la sala fuera del sótano, una luz cálida y consoladora, al ver ello, la joven se apresuro aun mas, sin detenerse a secar sus lagrimas de dolor que caían sobre sus mejillas en ese momento, y a la vez volaban hacia atrás empujadas por el viento a razón de estar corriendo. Al llegar a aquella puerta donde finalizaba el sótano, la condesa cerró la puerta tras ella y se permaneció allí unos 3 segundos… donde luego fue interrumpida por una voz que luego de lo ocurrido le sonaba tranquilizadora.


-¡Evelyn! ¿Te encuentras bien? - se escuchó tras ella.


Thomas se apresuró a ir donde estaba ella dispuesto a consolarla.


-Tranquila… shshshs. -pronunciaba intentando calmarla mientras colocaba su cabeza con largos mechones castaños despeinados contra su pecho. -cuéntame que ha ocurrido.


Ya ambos en la gran y cálida sala, iluminados por el fuego de la chimenea frente a ellos…


-no… no comprenderías. Fue algo realmente… sobrenatural. La forma en la que la sostuvo entre sus brazos con… garras… y la velocidad con la que se movía… la fuerza, todo revelado frente a una criatura cubierta de cicatrices con una mirada aterradora de ojos… -trago en seco y luego de una pequeña pausa continuo. -de ojos completamente rojos…


-debemos dar aviso a lo ocurrido con Harriet. -dijo el intentado cambiar de tema y crear otra imagen en la mente de Evelyn, otro tema de preocupación.


La condesa asintió con la mirada perdida en horribles recuerdos de algo que tan solo llevaba minutos allí. Horribles memorias imposibles de olvidar que se adueñaban de la mente de Evelyn.


Ambos se dirigían a la entrada del castillo, donde dos guardias conocidos del padre de Evelyn cuidaban la entrada principal del castillo.


-August. -gritó Thomas llegando hacia los dos guardias. -malas noticias en el castillo.


Y entonces fue cuando todo paso… la típica imagen donde se ven muchas personas vestidas de negro llorando frente al cadáver de una querida persona. Era imposible no extrañar la dulce presencia de aquella joven y tierna muchacha, quien siempre entregaba sus más delicadas sonrisas y miradas picaras y divertidas.


Ya llegando de aquel lúgubre lugar, Evelyn se dirigía a la entrada de su nuevo castillo, con personas del servicio detrás de ella, cocineros, mucamas, incluso el pianista, Thomas, se dirigía allí ahora mismo.


-Siento mucho lo que ocurrió… sé… sé que eran buenas amigas.


-Son solo lamentos vacios… no necesito que nadie sienta lastima de mí… ¿sabes? Si… mi madre murió, luego mi padre, y la única compañía que tenia era Harriet… ella murió. -hiso una pausa intentando calmarse un poco. -no es el momento de ser débil… alguien esta tras mí y no me detendré hasta acabar con aquella criatura… -volvió a hacer una pausa y se volteó para mirarle a los ojos a Thomas. -necesitaré tu ayuda.


Thomas asintió.


-Creo… creo que puedo ayudarte.



-Muy bien Srta. Stome… comencemos.-pronunció Thomas frente a Evelyn cuando ambos se encontraban en su habitación. -necesito que me cuentes todo… todo lo que has visto, escuchado e incluso sentido sobre aquel murtag tras de ti.


-Ya te he contado todo…


-No todo. -dijo Thomas negando con la cabeza. -Háblame de su apariencia humana.


-¿yo como voy a saberlo? Su… su cuerpo estaba cubierto de cicatrices…-hizo una pausa. -…ocultaban su identidad.


-bien… pasemos a otra cosa… ¿alguna otra persona por perder? -preguntó él.


Evelyn negó mirándole a los ojos.


-Creo que… creo que se pondrá difícil. -suspiro casi para dentro mismo. -Los murtag no se detienen hasta conseguir lo que quieren; aislar sus víctimas, matando sus seres queridos hasta debilitarla y atacarla en el mejor momento. -Tragó mudo.-ahora… ¿por qué esta tras de ti?...


El joven se paralizó… con la mirada fría en Evelyn, y la de ella en él.


-volverá a atacar. -dijo como si un rayo le hubiese atravesado mientras asentía muy lentamente con la cabeza. -Evelyn… creo que… creo que. -pestañeó muy fuerte y rápido y luego de una muy pequeña pausa continuó. -debo irme.


Thomas dio media vuelta y salió apresuradamente, parecía incómodo, extrañamente incómodo. La joven sin interrumpir la apresurada salida de Thomas dio dos pasos en mudos y salió fuera de la habitación… dio media vuelta dispuesta a cerrar la puerta detrás de ella, la puerta era alta de madera, esta sonó fuertemente al cerrarla.


Evelyn volteó… frente a ella se encontraba un joven de pelo castaño oscuro y ojos negros… por lo que se alcanzaba a ver con la poca luz en ese lugar.


-Hola. -dijo sonriente.


-Hola. -Respondió Evelyn un tanto confundida… y demostrando eso.- ¿…puedo ayudarle en algo?-preguntó cortésmente en tono bajo.


-No… no.-respondió negando con la cabeza.


-Entonces… ¿Quién eres?


-Me hospedo tu padre aquí… hermano de Thomas… -hiso una pausa. -pianista… ¿ya lo has conocido?


La joven estaba por responder cuando la interrumpieron.


-Oh… no me he presentado… -sonrió. -soy…


-¡Jaden! -interrumpió de un grito con un tono no muy alto Thomas al verlo… era extraño el tono de voz en Thomas… No furioso… no feliz… no triste… ¿confundido quizá? -¿Qué haces aquí?


-Oh nada… me avisaron que la condesa estaba aquí y quise pasar a saludar. -sonrió simpáticamente hacia Thomas.


-ajá. -pronunció sin expresión alguna.


Evelyn se encontraba aún arrinconada contra la puerta por Jaden, Jaden casi tirándose sobre ella mirando hacia Thomas, Thomas parado frente a ellos dos mirando hacia Jaden con una mirada completamente confundida. Los tres se quedaron en esa posición durante unos tres segundos y luego una sedosa voz interrumpió el silencio.


-Jaden… -pronunció Evelyn tomando el brazo de Jaden y dirigiéndole hacia arriba para poder pasar por debajo y salir de esa lunática situación. -un placer conocerle. -Asintió en forma de saludo con una falsa sonrisa.-Thomas. -volvió a asentir de forma similar dirigiéndole la mirada ahora a él y luego se marchó pasando entre medio de los hermanos.


Ambos hermanos se quedaron observando cómo Evelyn se alejaba de ellos y de su extraño comportamiento.


No hubo rastro del murtag… no por unas horas… tampoco de Thomas ni de Jaden. Evelyn comenzaba a preguntarse por qué venía tras ella… y si la muerte de su padre y madre era debido al murtag… él ya la venía siguiendo desde un año. <> pensaba la joven… -<> sus pensamientos se paralizaron por un momento… << Debo irme. >> Y entonces un subconsciente dentro de ella le hiso recordar una promesa muy grande hecha no hace mucho… <>


Luego de tantos pensamientos la joven se hartó de permanecer sentada sobre la cama mirando viejos muebles delante de ella. Se puso de pie… lo suficientemente decidida para averiguar qué era lo que ocurría. Pero… ¿Cómo atraer semejante criatura y encima salir con vida? Tuvo suerte antes… no la volvería a tener. De todos modos… la joven continuaba avanzando…


Evelyn buscó por todo el castillo… ni rastro de los hermanos… tampoco del murtag. Ya no esperaba encontrar a ninguno de ellos… cuando recorriendo el último lugar que recorrería por ese día volvió a encontrarse cara a cara con él.


Nuevamente sus ojos rojos… sus cicatrices por todo el cuerpo. Esta vez Evelyn recordó lo que le había pedido Thomas… <> pensó concentrándose. Extrañamente la criatura se quedó parada frente a ella… como si esta vez Evelyn le hubiera sorprendido a él… pero no era así…


-¿no me temes?


-¿qué es lo que quieres? <>


La criatura rió por lo bajo.


-No pienso discutir con mi presa.


-bien.-desafió la joven. <>


La criatura sonrió y se tiró sobre Evelyn… ella también sonrió demostrando que estaba lista para lo que viniera. Sintió ser una cazadora de peligrosas criaturas en esos momentos… pero no se sentía exactamente ella misma. ¿Qué estaba haciendo? << ¡Saca la daga!>> pensó. Y luego saco escondida tras su espalda una pequeña pero muy puntiaguda y filosa daga de una parte de su vestido. La criatura tomó de ella y la encerró acorralándola contra una pared con ambos brazos a su alrededor. Le tomó del cuello… para verle bien al rostro, sonrió, y luego acercó su boca a la de él… sin siquiera tocarse. Evelyn vio una oportunidad para usar su daga…


-me sorprende lo valiente que eres. -dijo. -lástima que eso no te salvará. -continuaba la criatura.


-¿tú crees? -pronunció ella seductoramente… intentando usar su mejor poder de control.


Él rió… nuevamente por lo bajo. Fue entonces cuando la criatura acercó aun más sus labios a los de ella e intentó besarla. Ella se limitó a seguirle… lo suficiente para clavarle cuando era el momento la daga en la espalda. Nuevamente sus encantos seductores le funcionaban a la perfección.


Evelyn rió… rió naturalmente… dentro suyo…


-¡dime que es lo que quieres! -dijo ella aún presionando la daga contra él en forma amenazante.


-no podrás tenerme así mucho tiempo más… -rió. -eres valiente… no idiota. -tomó aire para hablar con una daga en su espalda. -demuéstralo.


La joven sabía que tenía razón… presionó más la daga provocándole más dolor intentando dejar una mínima advertencia en él y se puso de pie dejando la daga en su espalda. Se dirigió a la salida apresuradamente, sin correr, con la mirada en la criatura detrás de ella y salió, no sin antes dirigirle una mirada que expresaba lo peligrosa y perversa que podía llegar a ser detrás de su angelical rostro.


Por primera vez en su encuentro con el murtag había podido dominarlo… no del todo, pero ya dejar inmóvil a una criatura semejante… era bastante. Sin embargo… no muchas pistas fueron reveladas… ¿su tono de voz? No… no tenía un tono de voz familiar… parecía más bien como un gruñido… sin dejar de lado el vocabulario y tono humano. Entonces… ¿Qué pistas tenía? Muy bien… su cabello era oscuro… no se diferenciaba color… estaría entre el castaño… castaño oscuro y negro. ¿Algo más? Una marcación en el hombro con forma de… no se diferenciaba del todo… parecía… ¿un alma, quizá? Después de todo… quería robarle el alma. ¿Otra cosa? ah… y ahora tenía una muy notable lastimadura en el hombro… claro que no podría ir hombre por hombre pidiendo que se quiten la camisa. Evelyn rió deteniéndose a pensar en lo que había dicho… ¿no podía? No… sería una locura.


Alguien llamó a la puerta con golpecitos apresurados y fuertes.


-¡Adelante!-gritó ella.


Detrás de su grito Thomas abrió la puerta… estaba un tanto furioso… y aunque era inútil intentaba no demostrarlo.


-¿Qué ocurre? -preguntó ella dirigiéndole la mirada aun desde su cama al ver el ceño fruncido de Thomas.


-¿Qué? ¿Yo? -tosió agitadamente. -nada.


Se acercó para tomarle la mano e intentar calmarlo… sin embargo él se apartó fuerte… tanto que sintió como, queriendo o no, su puño golpeó sobre el brazo de la condesa. Luego cuando estaba por caerse giró a una velocidad realmente impresionante para sostenerla de los brazos. Su rostro se encontraba con el de él… le sonrió aliviado, cambió su mirada desde sus labios a su dulce mirada que se posaba sobre la de ella… bajaba levemente ambas manos de sus hombros para encontrarlas con las pequeñas manos de ella y sostenérselas delicadamente. Dirigió su mirada hacia abajo y continuó sonriendo… tanto como cuando volvió su mirada hacia sus ojos… aun con su mirada en la joven. Su sonrisa se borró… igual que la de ella… justo en el momento de creer que debía apartarse tiró, no fuerte, no brusco… tiró tiernamente de sus manos para acercarla a él y hacer que sus labios descansen sobre los suyos… dejándola probar la pasión de ellos… dejándola entregar su pasión hacia él.


Fue hermoso… realmente hermoso mientras duró pero… ¿Qué estaba haciendo? <> pensaba la joven. Se apartó de él sin voluntad alguna… se apartó… aunque su rostro aun estaba rozándose contra el de él con ambos ojos perdidos en la oscuridad… cerrados hacia adentro.


-Lo siento… esto no está bien… -colocó su frente sobre el torso de Thomas.


-Ev…


-Sabes que no está bien. -interrumpió algo alterada por saber que tenía razón aunque no le gustara mientras subía la mirada hacia los ojos del joven.


-Sabes que quieres hacerlo. -retrucó


Ambos aun se encontraban en la misma posición… susurrando casi sobre los labios del otro.


Evelyn sonrió y le acarició mejilla a Thomas de forma consoladora…


-intento vengar a mis seres queridos… no puedo distraerme con otras cosas. -hizo una pausa y agacho la mirada sin sonrisa alguna. -y no pararé hasta hacerlo. -susurró.


Giró para salir de su habitación… y por supuesto de aquella incomoda situación, cuando se dio cuenta de que… ¿Qué haría Thomas en su habitación solo? Claro… se iría de allí. Evelyn se detuvo frente a la puerta y posó su mano sobre el redondo picaporte plateado para abrir aquella puerta. Esta chilló y luego ella le dirigió la mirada a Thomas ya con la puerta abierta.


Y entonces se encontraba nuevamente tirada sobre la cama invadida por pensamientos… La joven suspiró y se puso de pié caminando hacia el balcón.


<> caminó hacia el fin de aquel balcón, vestida en ropa de dormir… un vestido blanco y suelto. <>


Entonces mientras la joven miraba adelante ya en el balcón exterior iluminada por la única luz lunar que se reflejaba sobre su albina piel… sonó un aterrador sonido tras ella. Evelyn volteó apresuradamente para ver hacia adentro de su habitación, la cual estaba completamente oscura en lo más profundo… y tan solo una leve iluminación del exterior entraba en lo más cercano al balcón.


-¿Quién-eres?-preguntó ella con voz firme, para nada temblorosa ni asustada.


Se escuchó tan solo una risa y luego de un momento una figura saltó sobre Evelyn.


-¿creíste que todo quedaría así? -rió lunáticamente mientras posaba sus manos sobre los hombros de Evelyn. -no.


-¡Quiero que me digas qué es lo que quieres!


-te dije que no hablo con mis presas pero creo que puedo hacer una excepción por ti… antes de quitarte el alma, claro.


-¿por qué quieres "mi" alma?


-¿Enserio eres tan ingenua? O… -rió por lo bajo. -no me digas que crees que la muerte de todos ah sido coincidencia.


-¡No! No soy idiota. -dijo acercando su rostro al de él de forma provocativa. -Tú fuiste el hace mucho, que creyó que besaría una… una bestia.


-¡Maté a tu madre, luego tu padre y luego a Harriet, teniendo la esperanzas de dejarte sola en el castillo, sin compañía alguna. ¿Por qué tu alma? Tu alma… tu alma es… especial… de alguna forma… el poseedor de tu alma podría convertirse en un mortal… y dejaría de robar almas.


-¿quieres ser un mortal? -preguntó.


Él subió la mirada hacia Evelyn…


-no te hace importancia.-dijo con un tono penoso y una mirada triste. Hizo una pausa -entonces… ¿en qué estábamos? -sonrió despiadadamente y la tiró fuertemente contra una esquina del balcón si despedir sus manos de sus hombros.


La criatura… sentó a Evelyn en el muro que finalizaba el balcón para sujetarla y robarle el alma. Ella se movía de un lado al otro sin saber qué hacer, qué decir. Al ver que estaba por caerse y golpear contra el lejano suelo mojado por la lluvia la joven se aferró fuertemente a la criatura. No sabía si hacía lo correcto, solo dejó que su instinto actuara por ella, al parecer… el temor de caerse era mayor al de estar junto a una criatura quita almas.


-Por favor no lo hagas. -repetía la joven aferrada a él.


La criatura se quedó completamente quieta y tiró de Evelyn atrayéndola dentro del balcón, poniéndola a salvo.


Claro que la joven no tenía esperanza alguna de que lo haya hecho pensando en ella, y en su vida.


Él miró hacia ella y luego hacia arriba, con una mirada seria desapareció dejando a Evelyn contra el suelo con heridas por todo su cuerpo mientras sangraba.


Alguien llamó a la puerta de la otra punta de la habitación. Al ver que nadie respondía y la puerta estaba cerrada, la tiró abajo y avanzó entre las cosas hasta ver a Evelyn inconsciente descansando sobre el suelo mojado del balcón.


-Ev… Ev… ¿me escuchas? -repetía Thomas.


Se quitó su abrigo y lo colocó sobre ella intentando calmar el frío de su piel.


-Tranquila. Estarás bien. -susurraba él, ahora sabiendo que ella no lo escuchaba. -estarás bien.



-¿Qué…Qué ha pasado? -preguntaba ella frotando se la frente.


Thomas se encontraba sentado al pié de la cama.


-El murtag pasó. -dijo en tono algo furioso.


-¿y qué… cómo llegaste aquí?-estaba cerrada la puerta.


-escuché ruidos y la tiré abajo.


-oh. -suspiró ella tirándose nuevamente de forma frustrante sobre la almohada.


Thomas rió al verla de tal forma… rió burlándose.


-¿No qué esas cosas no existían?


Evelyn se apartó de la almohada y le dirigió una mala cara a Thomas.


-Algún día me levantaré de esta cama y lamentarás haber dicho eso. -rió.


-Pero mientras puedo, ¿Por qué no aprovechar?


Thomas sonrió y se acercó hacia Evelyn, colocando una mano a un lado y la otra al lado besó a Evelyn, quien se encontraba acostada con los ojos cerrados. Y lo único que respondía a Thomas eran sus labios, los cuales sonreían y entregaban felicidad en los ojos de Thomas.








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