I
Estuve caminando debajo del océano, mi amada me acompaña vestida de amarillo.
II
El mar nos ha embriagado de azul fosforescente, más allá de sus ríos de sus constelaciones, mi amada me acompaña vestida de amaranto.
III
Cubierta sensiblemente por la alquimia marina, sus ojos derretidos ultrajando corales, contando caracoles con sus senos etéreos, sonriéndole a las piedras musgosas de salitre, desligando sus manos de la flora telúrica, bebiéndose la imagen de los peces pequeños.
IV
Persiguiendo a los líquenes erizada de gritos, sirviéndole de auriga a caballos marinos, perdida en el laberinto de los caracoles, sentándose en las piedras carcomidas de embrujos, mirándome a los ojos con pestañas de espuma.
V
Naufragando su barco dentro de mi retina, inhumando cadáveres de algas arponadas, besándome con labios efímeros del sueño, despertando sonriente con el rugir marino, mi amada me acompaña vestida de amarillo.